Una quema de cañas negligente, cuya autoría está investigando el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, está en el origen del incendio que, desde las 19 horas del miércoles hasta mediodía de ayer, cuando se dio por controlado, arrasó alrededor de 90 hectáreas de terreno en el Marjal de la Safor, a caballo entre los términos municipales de Xeresa y de Gandia.

El fuego, que ha afectado exclusivamente a terreno natural que está protegido por su interés ambiental, al tratarse de una zona húmeda, surgió de la partida de les Galerasses, en Xeresa, y se extendió con rapidez hacia Gandia. La llamas fueron impulsadas por el fuerte viento, con rachas de poniente y del noroeste, hasta alcanzar el límite de la carretera Natzaret-Oliva.

Según señalaron ayer responsables de las labores de extinción, en varias ocasiones, la primera a las 21 horas del miércoles, el fuego se dio prácticamente por controlado, pero los constantes cambios de dirección del viento dieron al traste con ese objetivo y obligaron a ir reforzando los equipos que luchaban contra las llamas.

Alertados por el humo, algunos propietarios de viviendas situadas en la urbanización Kentucky de la playa de Gandia, la más próxima a las llamas, fueron advertidos de que estuvieran atentos ante la posibilidad de ordenar un desalojo.

El concejal de Territorio de Gandia, Xavier Ródenas, también reveló ayer que, alrededor de las 4.30 de la madrugada, se produjo un episodio alarmante cuando un vehículo de los bomberos y varios miembros de las brigadas que trataban de apagar el fuego advirtieron de que podrían quedar rodeados por las llamas, de manera que detuvieron su trabajo y salieron a toda prisa de esa zona.

El daño en el marjal es, fundamentalmente, de vegetación propia de las zonas húmedas, pero también ha afectado a parte de la fauna que habita. El escaso nivel de agua, fruto de la prolongada sequía que sufre esta comarca, también propició la rápida difusión de las llamas, que fueron saltando acequias y caminos.

Con la primera luz del día, la Generalitat envió dos aeronaves que permitieron acelerar el control del fuego. Además de bomberos de Gandia, Cullera y Silla, a lo largo del día trabajaron en la zona dos brigadas de la Diputación de Valencia, una unidad de bomberos forestales de la Generalitat, un coordinador forestal y un agente medioambiental.

En esas labores se utilizó como base la carretera Natzaret-Oliva en el tramo que comunica las playas de Gandia y de Xeraco, lo que obligó a cerrarla al tráfico durante varias horas.

El delegado del Gobierno de España en la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Moragues, informó ayer que «una de las hipótesis» sobre el origen del incendio es «la posible quema negligente e irregular de cañas», una actividad que se lleva a cabo habitualmente en esta zona húmeda, pero siempre bajo la autorización y el control de la Administración.

Respecto al daño ambiental, el concejal de Territorio de Gandia indicó ayer que, pese a la imagen de desastre que se produce tras un incendio, en este caso no se pueden comparar las consecuencias con las de las áreas forestales. Xavier Ródenas recordó que en una zona húmeda como esta la vegetación se reproduce con mucha facilidad y que en poco tiempo se disipan los efectos. De hecho, la Generalitat autoriza periódicamente a los propietarios de la zona que realicen quemas para reducir la vegetación, una acción que también tiene efectos positivos en el terreno porque aporta nutrientes al suelo.

El alcalde de Xeresa, Tomàs Ferrandis, también estuvo en la zona afectada, tanto el miércoles como ayer, jueves, para comprobar el alcance del incendio y valorar los daños causados.