Las hemorroides son un tema sobre el cual apenas se habla, pero que afecta a muchas personas. Las hemorroides son plexos, cojinetes o almohadillas de tejido submucoso del ano en el cual están los pequeños vasos del mismo.

Se habla de enfermedad hemorroidal cuando hay dilataciones varicosas de las venas hemorroidales. Conocidas popularmente como almorranas.

Así como la mayoría de nuestras venas tienen válvulas para ayudar a la sangre a dirigirse al corazón, incluso contra la gravedad, las venas hemorroidales no poseen válvulas para evitar el estancamiento de sangre. Por ello, cualquier aumento de la presión facilita su congestión. Las hemorroides son varices de las venas hemorroidales. Así, la sangre se detiene y aumenta el riesgo de trombosis e inflamación de esas venas.

A menudo, las inflamaciones de las hemorroides son consecuencia del esfuerzo para evacuar el intestino, aunque pueden ser causadas por otros factores. Los principales factores de riesgo son: estreñimiento; esfuerzo defecatorio; obesidad; diarrea crónica; aguantar las heces con frecuencia, evitando defecar siempre que hay ganas; dieta pobre en fibras; embarazo; sexo anal; tabaquismo; cirrosis, y quedarse largos periodos sentado en el inodoro (parece que defecar en cuclillas disminuye el riesgo de padecer hemorroides).

Podemos clasificar las hemorroides en internas, las que están dentro del ano, que si son grandes pueden salirse (prolapso), y las externas, que están fuera del ano.

Según el grado de afectación de las hemorroides los síntomas van a variar. Si la afectación es leve, el paciente presenta malestar anal, picor y dolor anal, sobre todo al estar sentado, y sangrado rojo fresco con las deposiciones.

Si la afectación es más importante, se añade salida de las hemorroides al defecar (se introducen espontáneamente o se las tiene que introducir el paciente, o no se pueden reducir). No suelen causar dolor, pero si se forma un coágulo de sangre, pueden causar mucho dolor (hemorroide trombosada).

En la mayoría de ocasiones se diagnostican con un examen de la zona anal y un tacto rectal, sobre todo las externas. Ayudan al diagnóstico la anuscopia y rectoscopia (endoscopias del ano y recto). Se puede plantear la duda (aun viendo hemorroides) con otros diagnósticos (tumores, divertículos o pólipos), por lo que es posible indicar una colonoscopia completa

Para su prevención son aconsejables una dieta rica en fibra, frutas, legumbres y verduras, mucha agua (al menos litro y medio diario) para evitar el estreñimiento; practicar deporte suave (tonificar los músculos); evitar permanecer de pie o sentado largos periodos, y evitar la obesidad.

Para su tratamiento, las medidas habituales son: baños de asiento con agua fresca (3-4 al día) durante 10-15 minutos, y crema antihemorroidal (mejora los síntomas rápidamente). Así mejorarán la gran mayoría de hemorroides no complicadas. Podemos añadir analgésicos. Hay remedios naturales, como infusiones con manzanilla, la bardana, la caléndula y el castaño de Indias, que en baños de asiento nos ayudarán. Si no hay mejoría ya pasamos a: bandas elásticas, coagulación, crioterapia, esclerosis. Si no hay respuesta, se pasará al tratamiento quirúrgico en sus diversas variantes.