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Tavernes se consolida como la capital comarcal de los festivales

El Festivern y el Iboga tienen en el municipio de la Valldigna su sede permanente

La ciudad de festivales por excelencia de la Safor es Tavernes de la Valldigna. Este municipio del norte de la comarca acoge a lo largo del año dos grandes eventos y uno que, si bien no es tan multitudinario, cuenta con un público fiel que roza el medio millar de personas de media.

El primero en llegar fue el Festivern. Era el 2011 y esta localidad, hasta el momento, había sido virgen de actividades de estas características. Miles de personas acampadas y disfrutando de la entrada del año durante tres días. Algo inédito, incluso para los vecinos, que, pese al escepticismo inicial, en su mayoría se muestran encantados de ver ríos de jóvenes paseando por las calles y abarrotando tiendas, comercios y bares que hasta el 2010 tenían que cerrar el 31 de diciembre porque la mayoría viajaba fuera buscando planes.

La de este año será la sexta edición que se celebra en Tavernes del Festivern. Y si no ocurre nada extraño y al menos mientras siga gobernando Compromís así será durante las próximas ediciones.

Lo mismo ocurre con el Iboga Summer Festival. Este evento fue una apuesta arriesgada, sobre todo por el estilo de música que ofrece (balkan, reggae, ska, etc.). Sin embargo, dos ediciones le han dado la razón al consistorio cuando abrió las puertas a la organización para instalarse en Tavernes.

Se celebra en la playa y durante el mes de julio. Lejos de molestar, la mayoría de turistas, y sobre todo los hosteleros y comerciantes, ven con buenos ojos la presencia de miles de jóvenes en las calles. Cierto es que, como han denunciado muchos vecinos, el ruido, en ocasiones, es desmesurado y la música se alarga demasiadas horas. Esta cuestión se suavizó en la edición de este año. Casi con toda seguridad, el Iboga volverá a Tavernes el próximo verano.

Menos masivo es el Festival Sete Sois Sete Luas. Este evento se celebra en la capital de la Valldigna desde hace más de dos décadas y su concepto es totalmente distinto. Se trata de actuaciones de grupos que llegan de países a los que baña el Mediterráneo. Suelen congregar entre 300 y 500 personas, un público al que le gustan los sonidos diferentes y la música de calidad que se ofrece.

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