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La odisea de Vicent para ir a «esmorzar»

?Este vecino de Tavernes traslada personalmente sus quejas al alcalde en una reunión esta semana

La odisea de Vicent para ir a «esmorzar» v. m.

Vicent Montagud Martí,vecino de Tavernes de la Valldigna de 54 años, lleva nueve en silla de ruedas y dice que su único «vicio» es ir a almorzar los domingos al bar con sus amigos y después hacer la «partideta». Para él algo tan cotidiano se convierte en una auténtica odisea, un camino lleno de obstáculos que debe salvar con el peligro de que algún vehículo despistado se lo lleve por delante.

Desde la calle donde vive, Buenos Aires, hasta el establecimiento, ubicado en Divina Aurora, apenas puede utilizar la acera. «Tengo que ir por medio de la calle y muy atento para que los coches me vean», explica. La estrechez de las aceras es un problema pero también la falta de rampas y el mal estado de las zonas para peatones.

Otro de sus entretenimientos es el de ir dar una vuelta al paseo de Colón, en la parte baja del municipio. Se repite el patrón. Vicent se ha visto obligado a memorizar itinerarios para salvar todos los obstáculos que se va encontrando, aunque le resulten mucho más largos que otras vías. «Tavernes está muy lejos de ser un pueblo accesible», asegura tajante. La ausencia de rampas para subir a las aceras la suple utilizando las que se habilitan para entrar en las cocheras. A veces, ni estas son válidas, por su inclinación, porque aún hay varios centímetros de bordillo o porque están en mal estado. Lo compara con la ciudad de Gandia, donde, aun con algunas deficiencias, dice que «me puedo desplazar sin casi ningún problema».

No solo es la falta de rampas. Alcorques peligrosos donde han cortado los árboles y se ha quedado la base, aceras totalmente levantadas, como las de la calle Marjaletes, pasos de cebra en los que hay algún socavón o espacios donde, directamente, las aceras son tan estrechas que su silla de ruedas no cabe. Eso sin contar aquellos espacios en los que los coches no respetan el aparcamiento y estacionan impidiendo que una silla pueda transitar.

Una vez estuvo a punto de caerse al suelo. Ocurrió en el paseo del País Valencià, un espacio rehabilitado hace unos años y que, según Vicent, tampoco cumple con los parámetros de accesibilidad que faciliten la vida a las personas en silla de ruedas. «Menos mal que un chico me agarró y evitó que me diera contra el suelo», señala.

Este hombre lleva varios años sufriendo esta situación, pero su denuncia se ha intensificado desde el verano pasado. A través de su perfil de Facebook y de una comunidad en esta red social en la que participan vecinos de la localidad, va colgando fotos de todas las deficiencias que se va encontrando en su periplo por la calle. Estas imágenes van acompañadas de mensajes en los que denuncia cada problema que halla. En la mayoría de ocasiones, sus palabras se dirigen directamente al alcalde vallero, Jordi Juan.

La pasada semana este vecino quiso dar un paso más y saltar de la red al mundo real. Por ello solicitó una cita con el primer edil con la intención de hacerle llegar sus quejas y, sobre todo, pedirle más inversión para acabar con las dificultades con las que se encuentran los valleros con movilidad reducida. «No lo hago solo por mí, lucho por todos los que se mueven en silla de ruedas, pero también por las personas mayores, que muchas veces no tienen ni bancos para sentarse o que pueden tropezar con los alcorques o las aceras levantadas», explicaba Vicent Montagud.

Lamenta que no solo las infraestructuras públicas carecen de espacios accesibles, también muchos establecimientos privados. Además, se queja de que el transporte público que existe adaptado «es muy caro». Eso hace que «en todo el año solo voy una vez a la playa, porque cada viaje en taxi me cuesta 50 euros». Y allí se encuentra con que la costa tampoco es todo lo accesible que debiera. «Desde el final de la avenida de la Marina hasta el canal no existe ni una acera accesible», señala.

En los últimos años, el ayuntamiento ha ejecutado proyectos de mejora de la accesibilidad en diversos puntos. El alcalde, en todo caso, señala que tiene programadas las inversiones para los próximos años y en ellas se irán eliminando las barreras arquitectónicas. Muchas de estas deficiencias son de hace años y Tavernes, debido a la deuda, no ha tenido capacidad inversora, indica el alcalde.

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