«Gana dinero y encuentra oportunidades cerca de ti». Es el reclamo de Wallapop, una plataforma que revolucionó hace cuatro años la compraventa «on line» de productos entre particulares, primero como aplicación para el móvil, luego con una «web». La proximidad a través de la geolocalización es una de las ventajas de esta página y lo que más ha atraído al público, sobretodo joven.

Es el caso de Borja, técnico en preimpresión que se dedica al diseño gráfico. Este gandiense ya tenía experiencia en bucear en «webs» de segunda mano, de hecho se compró hace años una bici urbana holandesa. Pero hace un mes se abrió una cuenta en Wallapop y está sorprendido con los resultados. Ya lleva 11 productos vendidos y en la actualidad tiene 23 más a la venta, entre ellos cómics y figuras de Marvel, una videocámara, o un iMac G3, el primer ordenador que sacó Apple, codiciado por coleccionistas.

Lo más frecuente es que oferente y comprador estén cerca, por lo que si hay trato, quedan en un punto y se produce la transacción, con pago en metálico. También se puede pagar a través del móvil con «wallapay». En Wallapop hay hasta coches, muebles o electrodomésticos. Son habituales las cuentas de padres primerizos que, una vez ha crecido el bebé, quieren deshacerse de los típicos productos que se compran como si no hubiera un mañana, como carritos, humidificadores, mochilas portabebés o cunas.

¿Desaparecerán los rastros, mercadillos y tiendas de segunda mano, debido al auge de Wallapop y otras páginas similares? Borja cree que no: «Es verdad que estas webs son mucho más eficientes, porque sueles encontrar lo que buscas, pero en los rastros es diferente, allí vas a descubrir».

El éxito es tal que Facebook ha lanzado una función parecida, Marketplace,con productos en un radio definido por el usuario.