Más de medio centenar de personas participó la noche del miércoles pasado en un reconocimiento a la labor pastoral realizada por el sacerdote Vicent Maria Sarrió Camarasa con motivo del vigésimo quinto aniversario de la llegada a las parroquias de Sant Miquel, en Palma de Gandia, y de la Mare de Déu de Loreto, en Ador.

El acto, que consistió en una cena con quienes han sido colaboradores en ambas parroquias, tuvo lugar justo el mismo 11 de octubre en que, 25 años atrás, el sacerdote llegó procedente de la parroquia de Higueruelas, un pequeño municipio de los Serranos, para iniciar una etapa que, como él mismo reconoció, se ha prolongado en el tiempo mucho más de lo que llegó a imaginar.

Al término de la cena, «mossén Vicent» tomó la palabra para recordar algunos episodios de su cuarto de siglo en las dos parroquias, una labor que, desde hace dos años, comparte con la gestión de la también vecina parroquia de los Santos Reyes de Villalonga.

Entre otros aspectos, el sacerdote agradeció la ayuda recibida en todo momento, tanto de los vecinos como de los ayuntamientos de ambas localidades, destacó la intensa labor de restauración de las iglesias y de otros edificios parroquiales o la publicación del «Full Parroquial», que, con carácter semanal, también está a punto de cumplir 25 años, pero concluyó que lo más importante siempre han sido las personas y el papel fundamental de la transmisión de la fe católica. Precisamente sobre eso recordó que justo ese mismo miércoles la Iglesia celebra la festividad de San Juan XXIII, el papa recientemente canonizado que, en los años sesenta del siglo pasado, puso en marcha el «aggiornamento» de la Iglesia a través del Concilio Vaticano II. El sacerdote volvió a reiterar que comparte plenamente el espíritu de aquella actualización que, entre otros aspectos, permitió arrinconar el latín para usar las lenguas vernáculas en toda la liturgia. Con su llegada a Ador y Palma, y ahora en Villalonga, Vicent Maria introdujo el valenciano en las misas y celebraciones, un hecho que todavía hoy es minoritario por la falta de decisión de los obispos que, sucesivamente, han dirigido las diócesis valencianas.

Los alcaldes de Ador, Joan Faus, y de Palma, Mari Trini Miñana, tomaron la palabra en el acto y agradecieron al sacerdote lo mucho que ha hecho por el patrimonio y, en conjunto, por su dedicación a ambas parroquias. Una cerámica de Manises rotulada con el aniversario fue el obsequio que se llevó de los dos ayuntamientos.

Por la tarde tuvieron lugar sendas misas de acción de gracias en las parroquias, a las que acudieron un centenar de personas.