Cada 22 de diciembre, los ciudadanos de la comarca de la Safor se levantan temprano y con la esperanza de que, esta vez sí, les pueda tocar algo en el sorteo de la Lotería de Navidad. Al final, solo unos cuantos son los elegidos, aquellos que recogen un buen pellizco que les permite tapar muchos agujeros. Eso es, más o menos, lo que ocurre, también cada año, a los vecinos y sobre todo alcaldes, cuando llega el momento de conocer el proyecto de presupuestos que el Consell ha elaborado para el siguiente ejercicio. Todos están pendientes para comprobar si en esta ocasión les ha tocado el dinero para la inversión que llevan años esperando.

Con esta extrapolación, se podría decir que la Safor le ha tocado, como mucho, un cuarto premio. Y es que las cuentas de la Generalitat de 2018, cuyo proyecto fue presentado el pasado martes, solo han tenido en cuenta aquellas inversiones que ya estaban comprometidas. Ni una sorpresa, ni un céntimo más para llevar a cabo proyectos tan esperados como puede ser la depuradora de Tavernes de la Valldigna.

El único ayuntamiento que se ha llevado una buena alegría ha sido el de Gandia. La Conselleria de Sanidad prevé una inversión de 4 millones de euros para el derribo del viejo hospital comarcal y la construcción en ese lugar del Centro de Salud Integrado de Roís de Corella, un proyecto del que se lleva hablando toda la legislatura.

En realidad, la partida global se extiende a lo largo de los tres próximos años. Según se recoge en las cuentas autonómicas, la inversión se dividirá en 1 millón de euros para 2018, 1,5 para 2019 y otro millón y medio para 2020. Eso significará, por tanto, que las obras no estarían listas, si no surge ningún problema, hasta 2021.

Esta obra tiene un carácter urgente, en tanto que, pese a las continuas promesas, el hospital de Roís de Corella se encuentra abandonado desde que se produjo el traslado al nuevo centro, lo que ha causado un importante quebranto para el comercio de la zona, que, en gran parte, giraba en torno a la actividad hospitalaria.

Es cierto que el del viejo edificio sanitario es uno de los principales proyectos que el Consell tiene encima de la mesa para ejecutar en la Safor. Pero también lo es el Centro de Salud Sant Francesc de Oliva y Sanidad apenas ha previsto una partida de 120.000 euros en 2018. Se trata de un dinero que no dará ni para realizar movimientos de tierra y que, por tanto, servirá únicamente para la redacción de un proyecto que el propio Consell ha valorado en 2,7 millones de euros y que la ciudad espera desde hace años para descongestionar el único que existe actualmente.

Una inversión que si que se ha tenido en cuenta en el proyecto de presupuestos de la Generalitat para 2018 son los 540.000 euros para la adecuación de la Via Verde del Trenet Carcaixent-Tavernes. En este caso, se extenderían a dos años. Así, ha previsto 10.000 euros para 2018 y 530.000 para 2019, lo que significaría que las obras se ejecutarían al final de la legislatura.

Después aparecen pequeñas inversiones como 92.000 euros para la finalización de un depósito de agua potable en el municipio de Palmera y otros 10.000 que servirán para instalar un depósito antidesbordamiento de los sistemas unitarios en Gandia.

La Generalitat desglosa la mayoría de proyectos por partidas pero hay algunos que los aglutina bajo epígrafes genéricos. Por tanto, podría darse el caso de que haya alguna inversión más para la comarca que se encuentre agrupada con otras y, por tanto, no aparezca como tal en la relación conocida el martes.

En todo caso, si hay algo que destaca en las cuentas autonómicas para 2018 son las ausencias. Existen proyectos prometidos de hace años en torno a los cuales existe mucho escepticismo en que se lleven a cabo en un corto periodo de tiempo. Son obras como la depuradora de Tavernes de la Valldigna, la ronda de circunvalación de este mismo municipio, el palacio de justicia de Gandia, que acumula varios aplazamientos que suman años.

Por otra parte están las inversiones en edificios educativos. Los ayuntamientos que esperan obras en sus centros como Gandia, Tavernes, la Font, entre otros, se acogerán al plan Edificant, que prevé 700 millones de euros para acabar con los barracones y colegios en pésimo estado.