Barx acaba de desenterrar una parte muy importante de su historia como pueblo. Los trabajos de excavación que se están llevando a cabo en el entorno de la Nevera, el principal monumento de la localidad, han sacado a la luz la antigua infraestructura por la que se accedía a la cuenca de este elemento para que los comerciantes de hielo pudieran cargar su mercancía para salir a venderla.

Desde hace unos días se está llevando a cabo esta actuación, que supone la segunda fase de la puesta en valor de este histórico espacio tras casi 20 años desde que se hizo la restauración de la propia nevera.

Los trabajos, anunciados el pasado año durante una visita al municipio de representantes de la diputación, tenían como objetivo descubrir el túnel. Aunque se conocía la existencia de este camino, lo hallado, sin embargo, supone «una sorpresa», en tanto que «no se esperaba que fuera tan espectacular», explicaba ayer a Levante-EMV el arqueólogo que dirige los trabajos, Carles Joan, de la empresa Estudi d´Arqueologia i Patrimoni Parpalló.

La construcción se encuentra a unos cinco metros por debajo de la bóveda de la nevera, está elaborada con mortero y cal y aún conserva el suelo original, aunque se encuentra «muy dañao», explica el profesional.

Tiene una longitud de entre 20 y 30 metros (se conocerá con exactitud cuando se completen los trabajos de excavación) y conecta con una puerta por la que se accede directamente a la Nevera. El tramo final del camino es en forma de túnel, del cual solo se conserva una parte. Se sabe que era más largo porque se pueden observar la base del arco que lo sostenía. «No debe existir ninguna nevera que tenga una entrada tan espectacular como esta», indicaba el arqueólogo, quien cree que «aquí hubo una inversión importante de dinero por parte de los monges del Monestir de Santa María», que eran los propietarios de esta infraestructura.

Los trabajos los está llevando a cabo el Ayuntamiento de Barx con una ayuda de algo más de 50.000 euros de la Diputación de València. Una vez concluya esta fase, la intención es poner en valor el nuevo hallazgo, esto es, restaurarlo y dejarlo abierto para que sea visitable. «Lo que pretendemos es que todas las personas que visiten esta nevera vivan la misma experiencia que aquellos que venían a recoger el hielo para venderlo», indicaba. «Esta infraestructura tiene un valor histórico y etnológico muy grande», finalizaba.

Los trabajos han consistido en una parte manual, en la que, según el arqueólogo no se han hallado materiales de mucho valor, y otro para el que se ha utilizado maquinaria pesada. Y es que, el camino descubierto estaba enterrado por toneladas de sedimientos, que están siendo retiradas poco a poco para no dañar la estructura del pasillo.

Para el alcalde, Miguel Donet, este hallazgo supone «un hito muy importante para Barx porque le da un atractivo más para que la gente venga a conocer el pueblo y su historia». El primer edil recordó que «hemos trabajado en este proyecto desde el principio de la legislatura y hemos luchado por lograr la ayuda de la diputación hasta que lo hemos logrado».

La Nevera de Barx fue construida en el siglo XVIII por los monjes del monasterio de Simat. Su función era la de acumular la nieve que caía durante los gélidos inviernos de antaño para conservarla y comercial con ella a partir del mes de mayo. Contaba con una bóveda de piedra, que desapareció. Consta de 8,7 metros de profundidad y casi 15 de diámetro.