Una denuncia de tráfico interpuesta por la Policía Local de Bellreguard a un conductor en una calle de esta localidad ha desembocado en un contencioso entre la Delegación del Gobierno y el ayuntamiento por la lengua en la que deben estar escritas las señales, similar al que ya se produjo hace unos meses en València, cuando el alcalde de la capital, Joan Ribó, colocó indicativos en la vía pública rotulados únicamente en valenciano.

El conductor estacionó su vehículo en un lugar donde no debía, ya que existía una señal reglamentaria de prohibido aparcar vinculada a un texto, que está escrito sólo en valenciano. El denunciado alegó que no entendía esa frase y envió un recurso al ayuntamiento y una queja a la Delegación del Gobierno y al Síndic de Greuges.

La Delegación, según fuentes consultadas por este periódico, le contestó al afectado que esa administración no tiene competencias para retirarle la multa, pero de forma paralela actuó de oficio para que se cumpliera la normativa de tráfico, en concreto, el artículo de la ley donde se especifica que «las indicaciones escritas de las señales se expresarán, al menos, en la lengua española oficial del Estado».

Así pues, los servicios jurídicos de la Delegación del Gobierno, presidida por el gandiense Juan Carlos Moragues, remitieron un escrito al Ayuntamiento de Bellreguard, que llegó el viernes pasado. Sin mencionar los antecedentes, la Delegación explica que ha tenido constancia de «la posible existencia de señales de tráfico en ese municipio cuya rotulación figura únicamente en lengua valenciana», e insta al alcalde, Àlex Ruiz, de Compromís, a remitir «a la mayor brevedad posible una certificación del secretario de la corporación en el que haga constar el cumplimiento de la normativa referida a las señales de tráfico».

El alcalde, en declaraciones a Levante-EMV, apuntó que el delegado, «que es de Gandia y sabe que no hay problema con las señales, debería preocuparse más por otros asuntos, como interceder para que saquen cuanto antes la carretera N-332 del casco urbano o señalizar mejor una travesía, que además ha costado vidas humanas».

En el caso de la ciudad de València Joan Ribó tuvo que rectificar y acabó rotulando las señales en valenciano y castellano.