La actividad pesquera en el Grau de Gandia no sería posible sin el trabajo que, a diario, realizan una veintena de mujeres que representan el 15% del colectivo. Pero, a diferencia de los hombres, a ellas ni se les reconoce la profesión, que carece de titulación, ni están en ningún régimen de seguridad social, a no ser que opten por pagarse un autónomo. Reparar las redes, descargar y trasladar cajas con el pescado o acondicionar las barcas son solo algunas de las tareas que realizan, pero ellas denuncian su «invisibilidad» tanto en la sociedad como en el sistema laboral que las aparca a un segundo plano. Y eso a pesar de que sus jornadas a veces se prolongan más allá de las doce horas diarias.

Por eso acaban de constituir la Associació de Dones de la Mar del Grau de Gandia (Adomar) una entidad con la que pretenden reivindicar allí donde sea necesario, que su trabajo es, cuanto menos, tan importante como el de los hombres y que como tal debe ser reconocido.

Ayer un grupo encabezado por la presidenta de la asociación, Raquel Llopis, fue recibido por la alcaldesa y la vicealcaldesa de Gandia, Diana Morant y Lorena Milvaques, a las que trasladaron sus demandas. Sobra decir que las dos máximas representantes municipales les mostraron todo su apoyo y, al margen de otras iniciativas que se están estudiando, en breve el ayuntamiento solicitará a todas las administraciones que adopten los cambios necesarios para que las mujeres de la mar reciban el reconocimiento que corresponde y alcancen los mismos derechos que ya disfrutan los hombres del sector.

Raquel Llopis, que forma parte de un reducido grupo de pescadoras del Grau que también sale a la mar en sus barcas, indicó a este periódico que además de sufrir «una situación de invisibilidad», en esta cuestión las mujeres valencianas padecen una discriminación respecto a las de otros lugares de España.

Así, en Euskadi, Cantabria o Galicia las respectivas administraciones sí han adoptado medidas para garantizar que quien trabaja en el mar, hombre o mujer, quede cubierto por el sistema de protección ante accidentes, bajas o para cobrar su jubilación, bien sea a través de la Seguridad Social o del Instituto Social de la Marina.

En ese sentido, Adomar se ha fijado en las pescadoras de otras comunidades que, en su día, se movilizaron para ver recogidos sus derechos y ser tratadas igual que sus compañeros masculinos.

La asociación grauera, que es pionera en la Comunitat Valenciana, nace con once mujeres, pero se espera reunir a la mayoría de las que sufren esa misma situación. «Nosotras queremos luchar, como lo hicieron nuestras compañeras del País Vasco y Galicia, que abrieron el camino», añadió Raquel Llopis.

«Les debemos dar las gracias»

Ella y las otras mujeres de la mar, que es como quieren llamarse, son conscientes de que ese camino puede ser largo, pero no es menos cierto que en, en su objetivo, cuentan con el viento a favor de una sociedad que ya ha demostrado estar dispuesta a romper los techos de cristal que impiden que esa mitad de la población que son las mujeres tengan los mismos derechos y sean reconocidas de la misma manera que los hombres.

Sin ocultar su entusiasmo, Diana Morant y Lorena Milvaques les mostraron el apoyo personal y el del ayuntamiento que dirigen. Milvaques, que además es concejala de Igualdad, dijo que,en ese camino no van a estar solas. «Nosotras les debemos dar las gracias porque ellas son, en nuestros tiempos, la cara visible de quienes reclaman los conceptos de igualdad y de justicia».