El Ayuntamiento de Gandia quiere dotar de contenido de calidad y poner en valor los históricos tinglados del puerto. El primer paso para conseguirlo se dio durante el pleno celebrado anoche, cuando todos los partidos de la corporación aprobaron una moción para iniciar el expediente que declare estas naves como Bien de Relevancia Local (BRL).

Seguidamente, se nombrará un instructor que elaborará una memoria que posteriormente será analizada por diferentes departamentos de la Generlitat y, si los expertos así lo consideran, darle este reconocimiento.

El nombramiento posibilitará que los edificios puedan tener acceso a ayudas de otras instituciones que servirán para mejorar su estado y facilitarán la llegada de inversiones de otras entidades públicas. El objetivo es convertir los tinglados en un nuevo polo de atracción turística para el distrito marítimo de Gandia, que se sumará al ferri a Ibiza, estrenado el pasado año con miles de viajeros, y al ciclo de conciertos Escena Gandia, que se celebra en la instalación portuaria en verano.

La propuesta para la protección de los tinglados partió del grupo municipal del PSPV, como señaló ayer en rueda de prensa el concejal Miguel Ángel Picornell, presidente además de la Junta de Distrito del Grau, aunque se sumaron posteriormente el resto de formaciones políticas.

Actualmente, una parte de los tinglados está cedida al Instituto Nacional de Oceanografía, que realiza allí diferentes investigaciones. Otros de estos edificios son utilizados por los pescadores. «Ahora le falta la vertiente turística, que se le dará en colaboración con diferentes organismos», explicaba Picornell.

El inicio del expediente se realiza coincidiendo con el 110 aniversario del comienzo de la construcción de los actuales tinglados. Fue en 1908 cuando se iniciaron los trabajos para levantar unas instalaciones que servirían para sustituir las dos primitivas naves, que fueron destrozadas por un ciclón el 8 de diciembre de 1906, según se recoge en el libro «Història del Port de Gandia», de Fernando Gimeno Cervera.

Los tinglados frutales consistían en doce naves calculadas para albergar de 18.000 a 20.000 cajas de naranjas. En el centro se construyó, a principios de los años 30, una torre de reloj de 19 metros de altura a la que tanto los vecinos del Grau como los pescadores le tienen especial cariño.

Estas naves también sufrieron la Guerra Civil. Según un informe del 24 de mayo de 1939, finalizada ya la contienda, tres de los tinglados habían sido destruidos durante los bombardeos de la aviación italiana. Entre 1963 y 1964 se llevó a cabo la ampliación de los almacenes frutales. Aquella obra supuso la construcción de cinco naves más, similares a las ya existentes y que completaron la totalidad de 17.

Picornell confía en que la declaración de BRL se pueda cerrar aún esta legislatura y para ello instarán al instructor a agilizar la elaboración de la memoria y a la Generalitat a que haga lo propio con la resolución.

El ayuntamiento también ha abierto el expediente para reclamar el mismo reconocimiento para la iglesia de Sant Nicolau. Si bien, como indicó el concejal, este edificio no dispone de la vertiente histórica (fue construida en la década de los 60), su valor radica en su arquitectura, monumentabilidad y el uso del hormigón, como indicaba Picornell.