Ni un año ha durado en pie el nuevo toro de Osborne de Tavernes de la Valldigna. En junio de 2017, la conocida marca gaditana de licores reponía la figura, ubicada en un montículo de propiedad privada en la N-332 a su paso por este municipio, después de que el viento lo derribara en diciembre de 2016 debido a que miembros del colectivo independentista Arran serraron con una radial los hierros que le sujetaban a la base.

El pasado domingo, se volvió a repetir la escena. Algunos valleros se dieron cuenta de que a su «skyline» le faltaba algo. Estaba siendo un día de mucho viento y rápidamente todos se temieron lo peor. La proximidad del suceso anterior hizo pensar a la gran mayoría de que Arran había vuelto a actuar de la misma forma.

El colectivo tardó varias horas en confirmarlo pero al final lo hizo, como en aquella ocasión, a través de sus perfiles de Facebook y Twitter. «Lo hemos vuelto a hacer», rezaba el mensaje en la página Arran Països Catalans. «El toro de Osborne de Tavernes vuelve a estar en el suelo». Con esta acción, prosiguen en el mensaje, «luchamos contra el españolismo en la Safor y alrededor de todos los Països Catalans».

La diferencia con la reivindicación del pasado mes de diciembre fue que en este caso no colgaron un vídeo con la acción pero sí unos cuantos GIF (fragmento de vídeo de unos pocos segundos que se repite en bucle). En las imágenes se ve a una persona serrando la estructura con una herramienta de mano, otra preparando las cuerdas para estirar el toro y una tercera en la que se aprecian las cuerdas de la radial. Aunque así parece, resulta muy difícil apreciar si efectivamente se trata del toro de Osborne de Tavernes, ya que en el GIF no aparece ninguna referencia del entorno. Tampoco está claro cuánto tiempo hace que se perpetró una acción que podría estar considerada como atentado al patrimonio, en tanto que se trata de un elemento protegido bajo el reconocimiento de Bien de Interés Cultural.

A través del Twitter, Arran también ofrece una especie de instrucciones sobre cómo derribar el toro mediante el uso de GIF.

Una vez acabado el trabajo, solo cabía esperar una jornada de fuerte viento para que la estructura entera se viniera abajo. Las condiciones idóneas se dieron el domingo, cuando en el municipio se registraron fuertes ráfagas. De un primer vistazo ya se apreciaba que el derribo no había podido ser posible solo por las condiciones climatológicas, ya que el corte de la base se aprecia totalmente limpio y deja meridianamente claro que fue ejecutado con algún tipo de herramienta.

La Guardia Civil ya está investigando los hechos para tratar de dar con los posibles autores de la fechoría, que vuelve a dejar a Tavernes sin uno de sus símbolos más apreciados, el que indica la llegada a casa de quienes circulan por la N-332.