El Maratón de la Gran Muralla China, que este año llegaba a su 17 edición, está considerado como uno de los más difíciles del mundo, por sus frecuentes desniveles. Ningún corredor hasta ahora ha bajado de las tres horas. La salida fue a las 7 de la mañana, para evitar la humedad y el calor, aunque encontraron un ambiente agradable y fresco para correr.

Paco Millán y Vicent Faus viajaron juntos y aprovecharon su estancia en China, del 24 de abril al 3 de mayo, para hacer turismo.

Millán, que ya tiene varios maratones a sus espaldas en ciudades como Madrid, Sevilla, Nueva York o la carrera Quebrantahuesos, confiesa que ha sido la prueba más dura a la que se ha enfrentado hasta ahora, sobre todo por los escalones, tanto de subida como de bajada. «Había algunos tan verticales que tenías que subirlos a gatas», apunta.

Por su parte, Vicent Faus, de quien partió la idea de viajar a China, ya ha realizado 27 maratones. «Desde el pasado mes de septiembre he enlazado uno por mes; Berlín, Bilbao, Valencia, Lanzarote, Tarragona, Malta, Barcelona? pero cada vez me apetece algo más aventurero», señala. En el año 2015 completó uno en el Sáhara.

Para preparar la aventura china ambos entrenaron en lugares escarpados y con escalones parecidos, como la subida a la sierra de la Safor, el Castell de Bairen, el Mondúver, o las calles del barrio de Santa Anna, en Gandia.

Opinan, no obstante, que el maratón «merece la pena por el paisaje y las vistas, con una abundante vegetación, por recorrer una de las siete maravillas del mundo y por el entorno, con pueblos típicos chinos».