«Cáritas no es una agencia de colocación», decía ayer el director de la entidad, Eduardo Mahiques. Si es, en cambio, una entidad que genera oportunidades para quienes creen que lo han perdido todo. Durante el 2017, el organismo realizó un trabajo de intermediación que permitió que 54 personas lograran un empleo. De ellas, 45 lo hicieron en el sector doméstico, mientras que nueve personas fueron contratadas para servicios de limpieza.

A lo largo del 2017, un total de 164 personas entraron a formar parte del programa de empleo de Cáritas. De estas, 127 son mujeres y 37 hombres. Una de las cuestiones que más llama la atención a la vez que preocupa es que, del total, 73, la mayoría son mayores de 45 años, una estadística que coincide con los datos del paro que ofrece el Servef y donde se observa que este colectivo es el más numeroso y el que menos se contrata. Entre los que reclaman empleo no solo hay personas de perfil formativo bajo, también hay licenciados (21) y diplomados (7). Algunos de ellos son refugiados que llegan a Gandia por cuestiones políticas, la mayoría de ellos, explicaba Mahiques, venezolanos.