La Colegiata de Gandia recupera un libro de 1791 sobre el beato Andrés Hibernón. La familia Pegueroles Giménez ha entregado a la Colegiata el Compendio histórico de la vida, virtudes y milagros del beato, que era propiedad del Infantillo de la Colegiata en 1830, José Figueres.

La familia Pegueroles Giménez halló este libro en una herencia, concretamente en una casa ubicada en la plaza de San Pascual, en Vila Real. La principal hipótesis de que el libro apareciera en esta localidad castellonense es que el Infantillo de la Colegiata se desplazara desde el convento franciscano de Gandía, hasta el de Vila Real».

Esta noticia, que apareció el pasado 22 de abril en la revista Paraula, editada por el Arzobispado, me da pie para hablar de otros tres libros sobre el Beatet, un singular personaje muy querido por los gandienses. El primer libro fue el proceso de su beatificación, formado por varios legajos, donde, además de su vida y milagros contados por varios testigos de su época, aparecen las deliberaciones del tribunal durante la causa de su beatificación. Este ejemplar único lo donó, hace años, mi amigo el abogado Andrés Escrivá al archivo municipal.

El segundo libro, editado en 1745, es el que aparece en la foto. El tercero es el restituido ahora a la Colegiata, editado en 1791. El cuarto apareció en el año 2002 cuando edité 600 ejemplares del libro titulado La Procesión del Beato, con fotografías de Pere Millet, Nicolás Moeller, Juancho Ribes y Toni Villarejo. Los textos pertenecen a un grupo de amigos que, atendiendo a mi petición, escribieron un par de folios sobre el Beato. En homenaje a ellos transcribo un pequeño fragmento de lo que escribieron.

Jesús E. Alonso: Durant molts anys, almenys a Gandia, s'ha lliurat una lluita sorda de la que conec pocs testimonis documentals. Era la brega entre la memòria i la festa oficiales i el sentir real de la població.

Juan Beltrán: Roguemos por aquellos bárbaros -gentes alocadas- que incineraron, quemaron tu cuerpo corrupto. Pues si la acción sacrílega fue una horrenda y baja bofetada en tu santa mejilla, ofrece la otra con tu perdón.

Fernando Chorro: Con gran alegría contemplamos, desde la Asociación del Beato Andrés Hibernón, todas las iniciativas para dar el mayor relace posible al IV Centenario de su muerte. Así, queremos expresar nuestro mayor agradecimiento por la edición de esta obra, que seguro contribuirá a difundir la figura y virtudes de Andrés Hibernón.

Andrés Escrivá: Pero lo más característico de la Procesión es la entrada de la imagen en la Iglesia: es realmente espectacular ver el gran número de personas que literalmente se abalanza sobre las andas para coger unas flores con las que se adornan, lo que da lugar a situaciones de evidente riesgo para la seguridad, pero el Beato cuida de que todo transcurra con la mayor armonía.

Vicente Fort: ¿Por qué hay tantísima devoción en Gandia al Beatet? Hagámonos estas preguntas, intentemos razonarlas: ¡Imposible! Creo que algunas cosas extraordinarias habrá hecho, o qué favores habrá concedido, para que los fieles le agradezcan y le demuestren el amor y la devoción que le tiene; que supera con creces a la que se le tiene al Patrono de Gandia.

Juan A. García Barbosa: Permaneció en el balcón viendo cómo las llamas consumían el reseco cuerpo. Sin embargo, la fiesta terminó y la gente se fue. Nadie osaba salir a la calle. Pero ella, temblando de miedo y de rabia, descendió por los escalones. Abrió la puerta de la calle y se dirigió hacia los restos de la hoguera. Con un palo hurgó entre las brasas y fue extrayendo los huesos chamuscados que quedaban de la momia. Los recogió en el delantal y se los llevó a su casa.

Abelardo Herrero: Fray Andrés disciplina su cuerpo/sin tenerle piedad. Fray Zenón/ atruena el convento cantando maitines/ con su hermosa voz./Fray Tomás se pasa las horas inmóvil,/extasiado en arrobos de amor/y ni escucha las tres campanas/con que la campana llama a colación./Al lado de aquellos excelsos varones/¿qué haría el buen lego por ser grato a Dios?

José Lloret: Resulta forzoso comparar la devoción del gandiense por el Beato Andrés Hibernón con las que profesa a los patronos de la ciudad; sin querer derivar la cuestión por la vertiente del «pugilato devocional». Simplemente por encontrar alguna explicación de «la calle del devoto», sin más transcendencia sociológica.

Joan E. Gonga: Com asegura la saviesa popular, un sant és un sant, i per això fa miracles. I si pot fer miracles és un sant, és de sentit comú demanar la seua ajuda per tal beneficiar-se dels seus poders miraculosos.

Lola Miñana: Jo, de la mà de ma mare i tota primiua com era contemplava entre esbalaïda i esglaiada aquell anar i vindre amb temor de ser engolida per el riu de gent, mentre anava absorbint al ritme planyívol dels goigs, els olors de cera, flors, encens, suor, i humanitat d'església tancada, tota una barreja que podia arribar a marejar-te perquè si volies combregar havies d'estar en dejú, no com ara. A poc a poc interioritzava profundes creences envoltada en un rampell de misticisme al temps que fora ja vibrava la vida i l'aroma de la flor del taronger.

Pasqual Molina: La festa del beatet era aleshores una de les dues festivitats locals de Gandia. L'altra era Sant Borja. Una festa per a tenir èxit necessita participació i comboi. Les festes locals quan cauen en meitat de setmana tenen poc de la primera i, si no hi existeix una activitat de forta tradició popular, cap comboi.

Juan M. Monjo: El Beat -el beatet- té un gran predicament en la ciutat ducal. I a un nivell ben popular. Fou un religiós de vida senzilla. Bondadós, humil i amb molt de temor de Déu. I a hores d'ara, per aquesta terra, es tracta d'una figura assequible, propera per a la gent. D'ací el nom amb el qual se li sol designar, a diari, i a nivell de carrer: «el beatet». Amb aqueix diminutiu tan nostre, tan quotidià, tan popularmente valencià, tan carregat de tendresa i afecte.

Ignasi Mora: Viure també és sanar oblidant les revolucions pendents. Ma mare em deia que sempre hi ha hagut i hi haurà rics i pobres, encara que la meua joventut s'entestara a no acceptar una discriminació semblant. Les fatalitats de la condició humana costen anys i panys de digerir. Però fins i tot en el regne del cel existiexen rics i pobres, uns més considerats o estimats que altres, per dir-ho d'una altra manera. Sense anar més lluny, dos paisans nostres ho certifiquen.

Terencio Morant: Todo no es alargar una pierna para corregir la cojera como ocurrió con doña Ana Serra Cortell en su juventud, o curar un ciego, o resucitar un muerto, salvar un ahogado dado por muerto, o curarse instantáneamente un brazo con la mano imposibilitada, y así ciento cuatro milagros conocidos y los que no se conocen.

Mª Àngels Moreno: És un record difús que, tanmateix, guarde viu en la memòria. He nascut i viscut molts anys a prop de l'esglèsia del Beat, en ella em batejaren (no cal dir com estava la Seu acabada la guerra) i allí assistia a missa els diumenges en companyia de la «güela» Dolores, la de Santa, arrossegant el catre. Perquè, aleshores, no hi havia bancs a l'església del Beat.

Vicente Palmer: Todos los años, primer Domingo de Mayo, se produce una gran manifestación en Gandia. «No hay pancartas», «no hay gritos», «no hay reinvidicaciones». Es solamente una manifestación de fe. Es el «Beatet».

Jesús Sanjuán: Murió el Beato en Gandia, después de varios años de vecindad en nuestra ciudad. La amó, la ama y la amará siempre. No importa qué manos extrañas y corazones malvados quemaran su cuerpo en una revuelta impía; pues aquellas manos que deshicieron su cuerpo, no lograron borrar su recuerdo.

Ximo Vidal: Ens casàrem en l'església del Beat perquè la Seu, la Col·legiata, estava tancada. Durant la guerra, la gentada havia trencat l'absis i cremat i furtat l'interior. Mentre no es feren obres, era impossible fer serveis religiosos, així que es batejava, es casava i es feien funerals en l'església del Beat.