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Otro incendio en Benifairó arrasa 3.000 metros y revela el peligro de los cañares

El fuego se inició en el barranco de Furell y afectó a una parecela de naranjos que no está cultivada. El alcalde, Josep Antoni Alberola, pide a la CHJ «que cumpla con su obligación»

Otro incendio en Benifairó arrasa 3.000 metros y revela el peligro de los cañares

Un cuarto incendio de cañas en menos de una semana, el segundo en Benifairó de la Valldigna, ha vuelto a dejar en evidencia que la exigencia de los alcaldes a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para que adecente los cauces ya no es solo una pataleta, sino el aviso de que puede ocurrir algo muy gordo si no se actúa de forma urgente.

Ayer, alrededor de las 13 horas, se declaró un incendió en el barranco de Furell. El fuego, que se investiga si pudo ser causado por una colilla, arrasó 3.000 metros cuadrados de cañas y matojos y llegó a afectar a un campo de naranjos no cultivado pero que había sido limpiado recientemente por su propietario.

Hasta el lugar acudieron una dotación de bomberos del consorcio provincial, un coordinador forestal, una autobomba y agente medioambiental. Los servicios de extinción actuaron de forma rápida y lograron apagar el fuego al poco tiempo de que se iniciara,. El humo era visible en todo el término municipal de Benifairó.

La pasada semana, esta localidad ya fue víctima del fuego. En este caso afectó al barranco del Malet. El alcalde, Josep Antoni Alberola, volvió a pedir ayer a la CHJ «que cumpla con su obligación» de limpiar los cauces de los ríos y barrancos de las toneladas de cañas que se acumulan y que convierten los términos en un auténtico polvorín. Alberola, visiblemente enfadado con la situación, también transmitió un aviso «a la gente que comete negligencias», a quienes advirtió que «las sanciones son muy serias».

Los alcaldes de la Valldigna, en general, están más que molestos con el organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente. Además de que no adecua las cuencas, obliga a pagar una tasa a aquellos ayuntamientos que quieran hacerlo por su cuenta. Además, si llevan a cabo esta labor sin el permiso de la Confederación, se arriesgan a ser multados, como le ha ocurrido a Tavernes de la Valldigna.

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