La lluvia de fango caída entre el sábado y el domingo pasado en toda la comarca de la Safor, que se ha demostrado la más «sucia» en décadas, ha obligado al Ayuntamiento de Gandia a tener que ordenar una limpieza extraordinaria de toda la ciudad que se inició el pasado martes y que se mantendrá durante los próximos días.

A diferencia de otros episodios meteorológicos como este, en que las molestias se han centrado solo en la suciedad acumulada en los coches, esta lluvia con polvo proveniente del desierto de Sahara también dejó una capa de barro en todas las superficies.

Eso ha acarreado consecuencias novedosas. Sentarse en un banco supone ensuciarse la ropa. El fango seco incrementa el riesgo de resbalar en las calles peatonalizadas, especialmente las del centro, donde el pavimento es de superficie fina. Y también es molesto, y perjudicial para la salud, el polvo que levantan los coches cuando transitan por una ciudad «manchada» completamente de fina arena del desierto africano.

Para evitar todo ello, el concejal de Servicios Básicos de Gandia, Miguel Ángel Picornell, señaló ayer que la empresa que se dedica a la limpieza viaria ha llevado a cabo en los últimos días una actuación extraordinaria que se ha iniciado por el centro de la ciudad y que no concluirá hasta que llegue al resto de las calles, incluidos los distritos más periféricos.

Picornell añadió que los operarios se han tenido que esforzar, incluso estropajo en mano, para dejar impolutos los bancos para sentarse, porque esa era una de las preocupaciones y quejas de los ciudadanos.

Como informó Levante-EMV el pasado martes, la lluvia de fango, un fenómeno que surge cuando coinciden en capas altas de la atmósfera aire procedente del Sahara con el que penetra desde el mar, ha ofrecido casi toda la semana una imagen de colas en túneles de lavado y autolavado para limpiar los vehículos.