? La idea de poner en valor la colección de arte sacro de las clarisas de Gandia surgió hacia el año 2000. El ayuntamiento invirtió un total de 600.000 euros en restaurar obras y un millón de euros en adaptar las dependencias del antiguo hospital para poder albergar el museo. A cambio, las monjas, propietarias de este importante patrimonio, cederían las piezas para su exposición. Finalmente, y no sin dificultades, el museo abrió sus puertas en marzo de 2015. Pero la alegría duró poco: el 6 de junio de 2016 el arzobispado, en quien las religiosas delegaron la gestión de este patrimonio artístico, retiró unilateralmente las obras sin comunicarlo al ayuntamiento. El museo apareció vacío de un día para otro. El historiador del Arte Ximo Company, que ejercía de portavoz del arzobispado, argumentó que el ayuntamiento había incumplido el convenio, que obligaba a la contratación de un director y personal técnico. El ayuntamiento replicó señalando que el plan de ajuste económico impedía contratar más personal, pero que buscaba otra solución con ayuda de la Generalitat. Tras dos años de negociaciones, el pasado mes de febrero se llegó a un nuevo acuerdo: el arzobispado llevará la gestión del museo, mientras que el ayuntamiento cede el edificio, aportará 30.000 euros mensuales y se encargará de la gestión de los visitantes.