Cada año, cada temporada, las familias suelen renovar el armario para estar al día siguiendo los dictados de la moda, pero muy pocas de las prendas retiradas acaban en un contenedor de reciclaje. La mayoría acaba en los cubos de basura. En el caso de Gandia, solo se depositan en los contenedores 2,6 kilos de textil por persona y año, o lo que es lo mismo, unos 195.000 kilos al año.

Puede parecer mucho, pero «estamos muy por debajo de la media europea, que es de 7 kilos por persona y año, y la media nacional está entre tres y cinco kilos», asegura José Vicente Giner, director regional de Koopera, la cooperativa de Cáritas que trabaja en la inserción sociolaboral de personas en situación o riesgo de exclusión social y que cuenta con una tienda en Gandia.

Koopera Store, que así se llama el establecimiento que se encuentra en la calle de Sant Pasqual de Gandia desde hace cinco años, es una de las 34 tiendas que la cooperativa cuenta en toda España. Al entrar en ella, nada indica que se trata de un proyecto de innovación social. La ropa, procedente de donaciones, está en perfectas condiciones, planchada y etiquetada, y expuesta en percheros y vitrinas como en un comercio textil cualquiera.

Así lo pudieron comprobar ayer la alcaldesa de Gandia, Diana Morant, y el concejal de Responsabilidad Social y Cooperación, Nahuel González, que dedicaron la mañana a conocer todo el proceso de recuperación de la ropa usada: desde los contenedores de Cáritas donde los ciudadanos depositan la ropa usada hasta la venta final en la tienda, pasando por la nave de procesamiento de Riba-roja de Túria.

En la Comunitat Valenciana, Koopera da trabajo a 150 personas, «la mitad de ellas estaban en riesgo de exclusión social, y ahora ya están reinsertadas sociolaboralmente», agrega el director de la cooperativa.

Tanto Morant como González volvieron impresionados de Riba-roja y, ya en Gandia, se compraron sendas prendas en la tienda Koopera. «Es un proyecto muy profesional, innovador y su base es absolutamente ética», comentó la alcaldesa. «Todo nace de la solidaridad de la gente cuando dona la ropa», dijo por su parte González, «porque no se trata solo de ayudar a los que lo necesitan, es un proyecto que empodera y devuelve la dignidad a los ciudadanos que tenían dificultades para incoporarse al mercado de trabajo».

Otro aspecto destacable de este proyecto son los vales que Cáritas entrega a sus usuarios, con el que pueden acudir a la tienda de Koopera a recoger y escoger las prendas de ropa que necesiten. Como si fueran de compras. «Esto dignifica mucho el servicio, porque no se trata ya de que te den ropa, sino de que tú puedas escoger la ropa», explicó la alcaldesa.

Koopera está presente en 11 provincias. En 2017, la nave de Riba-roja procesó 5.600 toneladas de ropa, «pero esperamos llegar a finales de 2018 a las 6.000 toneladas», apuntó Giner. A esta nave llegan cada año 750 contenedores, 400 de ellos distribuidos en la provincia de Valencia, entre los que están los 18 de Gandia.

«Hay que tener claro que al igual que hay contenedores de vidrio, cartón o plástico, se debe reciclar el textil en los contenedores de Cáritas-Koopera», alentó la alcaldesa. Trapos, sábanas o cortinas viejas también pueden ser reciclados como materia prima.

Koopera no solo da una segunda vida a las prendas desechadas, sino que además, y lo que es más importante, una segunda oportunidad a las personas mediante proyectos de formación y profesionalización.