El Ayuntamiento de Gandia ha puesto en marcha una iniciativa ecológica que pretende transformar de amargas a dulces las naranjas que producen los árboles de algunas calles del casco urbano de la ciudad y la playa. El objetivo es que los vecinos las puedan consumir directamente del árbol y, así, «potenciar el bienestar de la ciudadanía», según explicó ayer el concejal de Territorio, Xavier Ródenas.

Se trata de una experiencia piloto que el consistorio ya llevaba años barajando después de que uno de los funcionarios propusiese la idea al concejal Ródenas. El edil manifestó ayer que esta actividad se está llevando a cabo desde la sección de Agricultura con la colaboración del departamento de Jardines con el objetivo de reducir «esfuerzos que dificultan la planificación y generan molestias» entre los ciudadanos debido a la caída de esta fruta. De esta manera, «el ayuntamiento ahorra trabajo», ya que es la gente la que se encarga de recoger las naranjas, ya sea directamente del árbol. El concejal señaló que se trata de una demanda histórica por parte de la ciudadanía, ya que muchos vecinos se quejaban de la suciedad que genera este fruto al caer al suelo, dado que, debido a su sabor amargo, nadie lo recoge.

Ródenas cree que es una «gran oportunidad para recuperar variedades no comerciales desaparecidas». Durante esta primera fase, que se ha desarrollado en las últimas tres semanas, el consistorio ya ha injertado seis variedades de naranjas ecológicas, entre las que se encuentran la imperial y la sanguinelli.

El objetivo del ayuntamiento es llegar a plantar 15 variedades a lo largo de la ciudad y a través de distintas fases. Por el momento, algunas de las zonas en las que ya se han ubicado estos productos son la calle Vallier, entre el paseo de les Germanies y el Prado, la avenida de València, el parque Sant Pere y algunas zonas de la playa.

Aunque en la ciudad existen entre 300 y 400 naranjos, el consistorio pretende «empeltar» alrededor del 70 u 80% de árboles.

Esta primera fase, que terminará en dos semanas, no ha supuesto ningún coste al ayuntamiento, ya que se han aprovechado recursos propios del consistorio.

Ródenas apuntó ayer que si la iniciativa continúa en marcha, el objetivo es realizar una ruta en la que se puedan diferenciar «las distintas variedades plantadas».