Felizmente jubilado tras toda una vida dedicada a la docencia, Rafa Rodrigo (València, 70 años) reside en Navalón, una pedanía de Enguera con apenas 50 vecinos en invierno. Lo peculiar de su historia es que él dijo no a la «mili» durante el franquismo, tras estar en contacto con Pepe Beunza y otros objetores pioneros.

En agosto de 1974 se presentó voluntariamente en el cuartel de artillería «20 de Guadalajara», en València, donde le detuvieron tras declararse objetor de conciencia. A las pocas semanas fue trasladado a la cárcel Modelo de Valencia y juzgado como desertor. Fue condenado a seis meses y un día con la accesoria de terminar la «mili» en un destacamento disciplinario en el Sáhara Occidental.

En enero de 1975 acudió al cuartel «Cabeza de Playa» del Aaiún pero siguió negándose a prestar el servicio militar, de forma que nuevamente fue detenido. Se le hizo un juicio y fue condenado a tres años. Todavía conserva la resolución del Gobierno Militar con su condena.

A principios de noviembre estalló la Marcha Verde, la invasión marroquí del protectorado español, por lo que le trasladaron al penal de San Francisco del Risco, en Las Palmas de Gran Canaria.

Quedó libre en aplicación del indulto general con motivo de la proclamación de Juan Carlos I como rey de España, en noviembre de 1975. «Le tuve que escribir una carta al capitán general porque pasó un mes y allí nadie se acordaba de ponerme en libertad», recuerda. Al poco de recibirla, en diciembre, le soltaron. «Mi padre me compró enseguida el billete de avión de vuelta y pude pasar la Navidad en casa».

Hoy en día sigue defendiendo causas sociales y un mundo sin armas e incluso cooperativista. «Nuestra acción dejó patente que el Estado no tiene un poder absoluto sobre las personas, se puede equivocar», opina, y añade que «la defensa de un territorio sólo tiene sentido desde la libertad».

Lamenta que en algunos países del norte de Europa surja el debate de reintroducir la «mili» por la amenaza rusa. «Noruega la ha recuperado y encima lo vende como una medida de igualdad, porque también van las mujeres».