La Diputación de València está a punto de cerrar uno de esos capítulos que demuestran la lentitud de la Administración a la hora de solucionar problemas que afectan a los ciudadanos. En este caso una obra «menor» que se reclama desde hace casi once años y que hace unos días ha sido adjudicada para satisfacción de los municipios del Real de Gandia y Beniarjó.

Se trata del puente del camino rural que une estas dos poblaciones y que el río Vernissa se llevó aquel lejano 11 de octubre de 2007, cuando ese y otros ríos sufrieron importantes crecidas a consecuencia de las lluvias intensísimas caídas en sus cuencas altas. Aquel episodio meteorológico fue especialmente conocido porque una mujer del Verger falleció al no poder salir de su casa inundada, así como por la imagen del puente de Beniarbeig que el río Girona se llevó mientras las cámaras de Canal 9 lo transmitían en directo.

En la Safor los ríos Serpis, Vernissa y Gallinera fueron los que causaron los peores daños, y entre estos figura el derrumbe del puente del camino rural entre el Real y Beniarjó.

Prácticamente una semana después del suceso los ayuntamientos empezaron a exigir la reposición del paso para evitar que los agricultores, y también muchos vecinos, tuvieran que dar un rodeo para desplazarse a una y otra localidad.

Primero se intentó que la Confederación Hidrográfica del Júcar asumiera el coste, pero este organismo, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, señaló que lo suyo son los cauces fluviales, pero no las infraestructuras viarias que los atraviesan.

La Generalitat, que perfectamente habría podido asumir el coste, tampoco quiso actuar bajo el argumento de que aquel era un camino rural y, por lo tanto, su gestión y mantenimiento corren a cargo de los ayuntamientos implicados.

El Real y Beniarjó, que tampoco estaban dispuestos a pagar la reposición del puente, solicitaron entonces el amparo de la diputación que, tras muchas reuniones, dio el sí que esperaban.

Ahí no terminó la cosa. Tuvieron que pasar años, con dos elecciones municipales por medio, para que las gestiones fueran materializándose. En la campaña electoral de mayo de 2015 los representantes de casi todos los partidos políticos acudieron a ese derruido puente para hacerse la foto y exponer su compromiso de reconstruirlo, aunque el tiempo ha ido pasando y problemas burocráticos y técnicos han retrasado la obra hasta el punto que llegarán las elecciones municipales de 2019 y el puente no estará hecho.

Eso sí, la noticia es que el pasado 18 de junio la diputación ha adjudicado la obra y, por lo tanto, el último capítulo de esta novela ya no está en manos de los políticos, sino que depende del compromiso de la empresa que se ha quedado con el contrato.

La firma es Tecnología de la Construcción y Obras Públicas, que planteó la propuesta económicamente más ventajosa. De hecho, la licitación salió por un montante de 452.981 euros y esta empresa se ha comprometido a ejecutar el puente por 316.498 euros, lo que supone un ahorro para el ente provincial de más de 136.000 euros que podrá destinar a otras actuaciones.

Según consta en el pliego de condiciones de este concurso, a partir de ahora dispondrá de ocho meses para completar esa actuación, de manera que, empezando en unas semanas, estaría acabado para el próximo mes de abril, justo cuando los políticos estarán en la precampaña electoral para renovar los ayuntamientos, la Generalitat y, también, la Diputación de València.

Al conocer la noticia, el Ayuntamiento de Beniarjó ha expresado su satisfacción por lo que, si no pasa nada, es el último capítulo para volver a cruzar el Vernissa por ese punto.