La carretera CV-678, que enlaza Pego con la N-332 al sur de Oliva, continúa siendo una trampa mortal para decenas de especies protegidas del marjal. El exceso de velocidad de los conductores está detrás de esta alta mortandad. La mayoría de los conductores rebasa los 50 km/h permitidos en la vía, un límite que se establece precisamente porque la vía atraviesa en buena parte de su recorrido el parque natural de Pego-Oliva.

El último estudio que ha constatado con cifras esta realidad lo realizaron alumnos de 1º de Bachillerato del colegio San José de la Montaña, en Oliva, dirigido por el profesor de Biología Francisco Atiénzar. El informe alerta sobre las aves pequeñas y paseriformes como las más perjudicadas, con 32 ejemplares, aunque también afecta a aves acuáticas y todo tipo de reptiles. También se registraron atropellos de jabalís, si bien este animal no está protegido.

El trabajo de campo lo realizaron los escolares en dos jornadas, los pasados días 15 y 22 de mayo, entre las 8.30 y las 9.30 horas. El tamaño de la muestra fue de 240 coches, 15 camiones y 2 motos. Se constató que el 89% de los vehículos superó el máximo de velocidad permitida. Para registrar los datos «in situ» se utilizó un radar de velocidad cedido por el Campus de Gandia de la Universitat Politècnica de València y el equipamiento informático necesario.

El trabajo del centro educativo reconoce que infraestructuras de comunicación como la carretera CV-678, que soporta un flujo de vehículos pesados y ligeros masivo, sobre todo en verano, «es una amenaza más a la biodiversidad» por lo que plantea «poner soluciones para evitar este daño ambiental». El profesor Atiénzar también dirigió otro estudio sobre la electrocución de aves en el marjal, que mereció el pasado mes de mayo el primer premio del concurso nacional de la Fundación Ibercaja «Reporteros en la Red».

En el tramo en cuestión existe ya en cada sentido un panel luminoso que informa sobre la velocidad a la que circula el vehículo así como bandas reductoras de velocidad pero de escasa altura, insuficientes a la vista de los resultados obtenidos en este estudio.

Es por ello que piden a la Generalitat medidas correctoras para reducir el número de atropellos de avifauna. Estas soluciones podrían ser, según señalan, «la creación de bandas reductoras de velocidad de mayor altura a las existentes siempre y cuando así lo permita la legislación vigente, o la colocación de un radar fijo de velocidad en la recta de la CV-678».

Una velocidad excesiva impide al conductor frenar o esquivar al animal, y este a su vez no tiene tiempo de reacción suficiente para huir. El problema, no obstante, viene de lejos. En 2008 la Conselleria de Medio Ambiente publicó otro estudio sobre la incidencia de la infraestructura viaria sobre la fauna en tres humedales de la Red Natura 2000, entre ellos el de Pego-Oliva, donde también se denuncian estos atropellos.

El Parque Natural del Marjal de Pego-Oliva es un área protegida por varias figuras como la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunitat Valenciana, el Convenio Ramsar y la Red Natura 2000.