A la hora de comprar una vivienda, y más si es vacacional, la mayoría estudia bien, no solo el precio, el diseño, distribución o proximidad de servicios y supermercados a la construcción, sino también el vecindario. Muy pocos quieren tener cerca del que será su rincón de descanso una casa que le genere más de un quebradero de cabeza y que atraiga a personas cuyas intenciones casi nunca son buenas. Eso ocurre en la urbanización de Rabdells, en la playa de Oliva.

Un informe elaborado por Tinsa, una prestigiosa entidad de tasación inmobiliaria que acaba de publicar el estudio sobre los precios de la vivienda en el litoral de la comarca de la Safor durante el primer trimestre de este año, alerta de que esa zona de la costa está experimentando un fenómeno que se conoce como «sobreoferta», es decir, que hay muchas más viviendas de las que se demandan, debido a la existencia de una promoción inmobiliaria fallida que se ha convertido en los últimos años en blanco de los vándalos.

El estudio, al que ha tenido acceso este periódico, es claro al asegurar que «la absorción de la sobreoferta en la playa Rabdells de Oliva pasará por subsanar el problema de vandalismo existente».

La construcción en cuestión se encuentra en la calle Beniarjó. Se trata de adosados que fueron construidos durante los años del «boom» inmobiliario por parte de una promotora que acabó quebrando. La obra pasó entonces a manos de la entidad bancaria que había financiado el proyecto.

El Ayuntamiento lleva unos años exigiendo a esta empresa que tome cartas en el asunto y ponga una solución para que el edificio deje de ser objeto de constante expolio por parte de quienes buscan materiales para venderlos en el mercado negro.

En esas viviendas incluso ha llegado a vivir (en condiciones muy precarias) una mujer de nacionalidad suiza, que hace unos años denunció que unos desconocidos habían intentado prenderle fuego. En la vivienda aún se aprecian los restos del incendio.

El informe contrapone la situación de la urbanización Rabdells de la playa de Oliva con la de otras zonas litorales de la comarca. Mientras el stock de viviendas es bajo en Gandia, y en Tavernes está «por encima de la media», en este punto concreto existe esa «sobreoferta» que para los expertos que elaboran el informe solo se podrá subsanar cuando haya una solución para las promociones abandonadas.

El alcalde de Oliva, David González, explicó ayer a Levante-EMV que el ayuntamiento ha emitido una orden de ejecución para que la entidad bancaria tome medidas para solucionar el problema y evitar que se siga degradando ese espacio.

A partir del 2008, las ciudades y playas se empezaron a minar de proyectos fallidos que se iniciaron durante los años de bonanza pero que acabaron quebrando por la falta de compradores que ya sufrían el «crack» de la economía española, traducido en más paro y menor consumo.