Laura Puig Martí ya es oficialmente la Fallera Mayor de Gandia de 2019. Como estaba previsto, respondió «sí» a la pregunta formulada por la alcaldesa de la ciudad, Diana Morant, durante la «demanà», que tuvo lugar la noche del sábado pasado en el Saló de Corones del Palau Ducal.

Acompañada por el presidente de la Federació de Falles, Telmo Gadea, de representantes de las comisiones y de sus familiares, Laura dirigió unas palabras para agradecer la confianza que se ha depositado en ella. En esa alocución confesó que, pese al sueño de representar a todas las fallas de Gandia, creía que eso ya no sería posible. «Cuando una persona llega a cierta edad, debe hacer balance de las cosas que ha podido realizar y de las que no. Yo, casi en la treintena, he cumplido muchos de los proyectos que tenía programados en mi vida, pero había uno de ellos, ya se pueden imaginar cuál, que ya había descartado porque pensaba que esa oportunidad pasó de largo». Laura era consciente de lo complicado que resulta cumplir ese sueño «porque solo hay una fallera mayor cada año y es muy difícil ser elegida», pese a lo cual también dijo que no había perdido la esperanza y «en el último suspiro, en el último instante, la ciudad y las Fallas me han concedido el mayor honor que podía imaginar».

La Fallera Mayor de Gandia explicó que una cierta timidez e inseguridad hace que, cuando habla en público, «a veces me tiemblen las piernas», pero eso no ocurrió el sábado. Arropada por todo el colectivo fallero, supo mantener la tranquilidad y dirigiéndose a todos los presentes, señaló que «perseverancia será la palabra que más repetiré» y que no cesará en el empeño «de representaros como os merecéis», para lo cual puso como ejemplo a Sara Sanvíctor y Nuria Llopis, las falleras mayores del ejercicio anterior, «que serán mi mayor referente».

En sus palabras también tuvo un emocionado recuerdo a sus padres. «Los Puig Martí somos una familia del Grau, gente sencilla que toda su vida ha madrugado y que ha trabajado sin descanso para ganarse todo lo que tenemos. La enseñanza de mis padres, Lolín y Benjamín, la aplicaré también a mi papel institucional. Madrugar y trabajar incansablemente para las fallas de Gandia».

Compartir el anhelo de felicidad

Y, finalmente, Laura no se olvidó de todo el colectivo fallero, que se pone ahora a su servicio para que en su reinado destaque la felicidad. «Deseo compartir todos los momentos entrañables que nos esperan con vosotros, reinas y presidentes y presidentas, que simbolizáis mejor que nadie el gran colectivo que somos las Fallas. Juntos formaremos una especie de colmena, que es lo que nos dará fuerza para superar las adversidades, y también para divertirnos como una gran familia. Porque, como me dicen, esa es, y estoy de acuerdo, la finalidad de las fallas: el anhelo de la felicidad».