El salvamento y protección de la fauna silvestre cuenta con un grupo de aliados en Oliva. Cinco amigos de Gandia, Ondara y Dénia, amantes de la naturaleza y socios de diversos colectivos ecologistas, colaboran desde hace años en la recuperación de crías de lechuza común en una caseta de campo de Oliva. Los ejemplares proceden del Centro de Recuperación de Fauna Santa Faz de Alicante, dependiente de la Generalitat Valenciana, que los acoge cuando son encontrados por vecinos de toda la provincia.

«Cuando llegan polluelos de lechuza en buen estado al centro de la Santa Faz, nos avisan y nos los traen a Oliva», explica Fran Atienzar, portavoz de este grupo de amigos. Se trata de crías que han caído del nido sin posibilidad de ser reintroducidas en él. «Los técnicos del centro nos facilitan ratoncillos para que coman y nosotros las mantenemos y cuidamos entre uno y dos meses», comenta Atienzar. Las aves están anilladas por los técnicos de Alicante para poder realizar un seguimiento posterior.

Un antiguo palomar

Se trata de ejemplares jóvenes que ya pueden alimentarse por sí solos, pero no lo suficiente como para vivir en libertad y cazar por su cuenta. Un agricultor de Oliva colabora con el grupo de amigos cediendo una pequeña caseta vacía y en desuso que fue un antiguo palomar, donde las aves pueden estar tranquilas.

Las crías de lechuza tienen libertad de movimientos en el habitáculo y apenas son molestadas. Con una cámara de visión nocturna, el grupo de voluntarios vigila el interior de la caseta y el estado de las aves. «Si no tienen problemas para volar, salen y vuelven con total libertad, y cuando ya han aprendido a cazar, ya no regresan más a la caseta», comenta Atienzar.

Esta técnica de recuperación en cautividad sin contacto con humanos se denomina hacking o crianza campestre. Atienzar y sus amigos son los únicos de la comarca de la Safor que realizan este tipo de crianza en colaboración con el centro de Alicante, «y en la provincia de Valencia hay otros grupos que también practican este método, como la Sociedad Valenciana de Ornitología», señala Atienzar.

17 polluelos salvados

El grupo de voluntarios se ha hecho cargo este año de tres polluelos. Los ejemplares suelen llegar a finales de la primavera, a los que alimentan con los ratones cedidos por el centro de la Santa Faz. Desde que iniciaron la colaboración con este centro de recuperación de aves hace cinco años, son ya 17 las crías de lechuza común que el grupo ha conseguido criar y liberar.

Según se lee en su último balance de gestión, en el Centro de Recuperación de Fauna Santa Faz de Alicante ingresaron en 2016 un total de 1.880 aves de 110 especies distintas, de las cuales 401eran rapaces, y de estas, 10 eran crías de lechuzas comunes.

Estas rapaces tienen un importante papel en el equilibrio medioambiental, ya que constituyen el más natural y eficiente sistema raticida, pues ayudan a controlar las plagas de roedores en los campos de cultivo y en las montañas. Pero uno de los peligros a los que se enfrentan estas aves, aparte de las líneas de alta tensión y el alto índice de atropellos, es precisamente el uso de raticidas químicos, ya que pueden enfermar o morir al ingerir roedores que están contaminados o envenenados con estas sustancias.