Las nutrias han vuelto al río Serpis. Tras varias décadas desaparecidas de este curso fluvial, se han vuelto a ver rastros de su actividad. Y si en el mes de marzo se encontraron excrementos de este mamífero carnívoro en la parte alta del río, entre Muro d'Alcoi y Villalonga, el pasado sábado se hallaron restos en el curso bajo, concretamente en los alrededores de l'Assut d'en Carròs, en el término municipal de Villalonga pero rayando ya el límite con Potries, lo que confirma que las nutrias están volviendo a repoblar el Serpis.

La casualidad hizo que el feliz descubrimiento tuviera lugar, justamente, en una jornada informativa en Villalonga sobre el «Proyecto Nutria», un programa de recuperación y concienciación ciudadana que han puesto en marcha la Fundación Limne, la Generalitat Valenciana y la fundación Aguas de Valencia. «Organizamos el sábado una sesión informativa sobre el proyecto en el salón de actos del Ayuntamiento de Villalonga», explica Héctor Giménez, de Limne, una fundación dedicada a la protección de los sistemas acuáticos. «Tras la charla, fuimos al río para explicar a los voluntarios que acudieron al acto cómo y dónde buscar excrementos de nutria, que son uno de los indicadores de su presencia, y encontramos dos restos», señala González.

A la búsqueda de excrementos

Esto indica que las nutrias están poblando el curso bajo tras haber desaparecido en la segunda mitad del siglo XX. Los excrementos estaban en los muros del azud. «Como son muy difíciles de ver y de fotografiar», apunta Giménez, «hemos de realizar una búsqueda indirecta, bien de huellas o de excrementos, para constatar su presencia en los ríos».

Los restos hallados el sábado en Villalonga están siendo analizados en la sede de Limne, en Quart de Poblet. «Es muy importante atender a su contenido para investigar su dieta», agrega el experto.

Estos simpáticos mamíferos se alimentan, entre otras especies, de pequeños peces, ranas y cangrejos americanos, un invasor que está acabando con el cangrejo de río autóctono.

Entre la veintena de voluntarios que descubrieron los restos se encontraba Vicent Rocher, concejal de Medio Ambiente de Villalonga. «Examiné los excrementos y, efectivamente, había una parte roja que, como nos indicaron en la charla, corresponde a la ingesta de cangrejo americano, y está muy bien que se los coman, porque son una plaga», comenta Rocher.

Proyecto participativo

El Proyecto Nutria se puso en marcha en septiembre de 2017 con el objeto de localizar ejemplares y recuperar esta especie en los ríos valencianos, y para ello precisan la participación de la ciudadanía. Así, en el caso del Serpis, el cauce del río se ha dividido en cuadrículas y cada una de estas es asignada a un grupo de voluntarios, que deben realizar periódicamente dos recorridos de 600 metros en busca de indicios.

Si bien las huellas son más difíciles de ver, los excrementos son más llamativos, por su forma y consistencia características y su olor a pescado. «Los ponen en zonas muy visibles para marcar territorio», señala Giménez, «normalmente en las partes más prominentes del río, como rocas sobre el agua, islas, pequeños muros o bajo los puentes».

Cuando los voluntarios (o cualquier ciudadano que esté interesado) detecten estos restos, deben hacer una foto y enviarla al correo participa@limne.org. e indicar el número de cuadrícula para que los técnicos de la fundación realicen el cómputo por áreas.

El concejal Vicent Rocher quiso inscribirse en uno de estos grupos de trabajo, «pero ya estaban todas las áreas asignadas y con el cupo de voluntarios cubiertos». Aun así, seguirá inspeccionando el río, como hace habitualmente, por si encuentra algún rastro más. El próximo paso será instalar cámaras de visión nocturna para intentar detectar a estos escurridizos animales y realizar un seguimiento de su población y actividad, según informa Rocher.