El hospital Francesc de Borja de Gandia lleva diez años realizando las técnicas de reproducción asistida. En este tiempo, el centro ha gestionado 103 embarazos mediante este proceso, en concreto, con la técnica de Inseminación Artificial Conyugal (IAC). Esta consiste en colocar los espermatozoides seleccionados dentro del útero.

De esta manera, el servicio de Ginecología y Obstetricia y el Laboratorio Clínico estudian a las parejas que asisten con problemas de fertilidad. A continuación, la mujer se somete a un tratamiento hormonal y se controla la ovulación a través de una ecografía. Estas parejas sufren problemas de esterilidad durante más de un año con las trompas del útero permeables. Por ello, quedan excluidos aquellos con menos de cinco millones de espermatozoides por mililitro, es decir, que sufren factor masculino severo.

En el momento en el que el óvulo alcanza el tamaño adecuado, se realiza la ovulación con un medicamento y en 36 horas se capacita el semen. Posteriormente, este es introducido a través del cuello del útero.

En el hospital de Gandia se ejecutan unos cien ciclos de estimulación al año, aunque el máximo de reproducciones asistidas no puede superar los tres ciclos en cada pareja. No obstante, si una vez realizados los tres intentos, no se consigue, son remitidos al hospital Clínico Universitario de València.

Problemas de fertilidad

En la actualidad, el 16% de la población en edad fértil sufre este tipo de problemas. El jefe de Laboratorio del centro, Julián Díaz, señala que este hecho «genera un impacto psicológico importante para la pareja, que requiere de la participación de profesionales sanitarios e infraestructuras adecuadas».

Díaz señala que, gracias a ello, «se establece una correcta confianza y comunicación en ambos sentidos que tiene como objetivo un embarazo que permita el nacimiento de un bebé sano». Por ello, el doctor insiste en la importancia de «invertir en técnicas de reproducción asistida para mejorar las tasas de embarazo y la reducción de las pérdidas fetales, que genera beneficios sociales, personales y, a su vez, mejora la eficiencia del sistema sanitario».

Por su parte, el jefe de servicio de Ginecología y Obstetricia del hospital, Josep Vicent Carmona, señala que «la pareja infértil requiere una atención sanitaria predictiva, personalizada y participativa, tanto por parte del ciudadano como los profesionales de diversas especialidades médicas».

Desde el centro destacan que «la proximidad mejora los resultados obtenidos, ya que permite que los asistidos tomen decisiones gracias al asesoramiento continuo sobre las diversas opciones». Esto evita «la desazón, presión psíquica, sobrecarga física y psicológica de los tratamientos de fertilidad fallidos». Además, el centro pretende «proporcionar expectativas reales a la pareja, lo que reduce las tasas de abandono y complicaciones». Los profesionales del hospital explican que esto «evita riesgos innecesarios para la paciente».