No hacer caso a las indicaciones de los socorristas sobre el estado del mar puede salir caro. Lo ha podido comprobar un hombre, vecino de Madrid, que fue detenido la tarde del pasado domingo en la playa de Daimús por no escuchar las reiteradas indicaciones por parte de los trabajadores de la Cruz Roja para que saliera del agua, toda vez que había bandera roja y, por lo tanto, resultaba peligroso bañarse.

Los hechos tuvieron lugar, según ha podido saber este periódico, alrededor de las 18.15 horas. El joven se introdujo en el agua con un grupo de amigos. Tras detectar su presencia, los profesionales del servicio de socorrismo les alertaron de que debían regresar a la zona de la acera por el mal estado del mar. Lo hicieron todos menos uno de ellos, que decidió seguir.

Tras varios minutos de avisos desde la orilla, los operarios de Cruz Roja solicitaron el refuerzo de una moto de agua de la zona de Gandia. Ni siquiera la presencia de este equipo hizo cambiar de opinión al joven, que seguía empeñado en continuar en el agua. Mientras, ya se había dado aviso a la Policía Local y la Guardia Civil, que desde la orilla trataban de hacer presión para que saliera del agua sin lograrlo.

Nada parecía hacerle cambiar de opinión. En un nuevo intento por conseguirlo, un socorrista del servicio de Daimús se introdujo en el agua y estuvo conversando con él, según las fuentes consultadas por este periódico, durante casi media hora.

Finalmente, este socorrista pareció convencerle y el joven fue regresando hasta la orilla, donde no solo le esperaban las autoridades, sino un gran número de curiosos que se acercaron hasta el lugar tras ver el revuelo generado.

El bañista lo puso difícil hasta el final. Tanto fue así que cuando se encontraba en la orilla, donde ya podía hacer pie se negó a salir del todo ante la presencia de la policía, por lo que un agente de la Guardia Civil se tuvo que introducir al agua, vestido, para poder sacarle. En ese mismo momento fue esposado y trasladado con ayuda de la Policía Local al coche patrulla.

Fuentes consultadas por este periódico aseguran que el hombre no corrió peligro en ningún momento, ya que sabía nadar y mantenerse a flote. La operación acabó alrededor de las 19.45 horas. En Daimús, el servicio de socorrismo finaliza a las 19, aunque los profesionales de la entidad no abandonaron la playa hasta que el joven salió.

Esta situación se produjo en una jornada que había sido de mucho trabajo, ya que, pese a la bandera roja, eran muchos los que se introducían en el agua. Eso llevó a los socorristas a estar emitiendo avisos durante un gran parte del día.