Hace ocho años, un sacerdote de Gandia, de nombre Borja, se vio implicado en un caso de posesión de pornografía infantil y corrupción de menores que la Guardia Civil bautizó como Operación Telémaco en el que se vieron envueltas otras personas de distintas ciudades españolas. En el caso de Borja, su acusación acabó, en diciembre del año pasado, con la condena por corrupción de menores por parte del juzgado de lo Penal número 15 de València, con sede en Alzira.

El cura, sin embargo, recurrió a la Audiencia Provincial, que solo cinco meses después, en mayo de este año, le absolvió de ese delito y anuló la sentencia dictada anteriormente. Ese fallo judicial es firme y no caben recursos. Borja, por lo tanto, es inocente.

Fue entonces cuando, rehabilitado por el Arzobispado de València para ejercer, el abad de la Colegiata de Gandia, Ángel Saneugenio, anunció, durante la misa dedicada a la Mare de Déu dels Desemparats, que Borja se incorporaba a esta parroquia en calidad de adscrito. Desde entonces colabora y celebra misas en este templo.

Sin embargo, poco le ha durado la paz a Borja. Además de para la celebración de misas, el abad lo autorizó a que colaborara en la formación de monitores del Grupo de Júniors, lo que esta misma semana ha desatado la polémica entre los padres de los niños y niñas que forman parte de ese colectivo, algunos de los cuales expresaron que ya no acudirían a las actividades.

Los afectados pidieron una reunión con el abad Saneugenio para la noche del pasado miércoles, en la que se le iban a pedir explicaciones sobre cuál es el papel de Borja en los júniors. El sacerdote titular de la parroquia, sin embargo, no se presentó, generando críticas de los padres y elevando el tono de su malestar, hasta tal punto que ayer esta cuestión llegó al cardenal arzobispo de València, Antonio Cañizares, que, a través de sus colaboradores, pidió explicaciones por lo sucedido.

Tanto el Arzobispado de València como el propio sacerdote, con quien en la mañana de ayer pudo dialogar este periódico, aclararon que, en primer lugar, «nunca» ha sido designado por nadie como coordinador de los Júniors de la Colegiata, lo que en lenguaje eclesiástico vendría a ser el consiliario de ese colectivo de niños y niñas. «El consiliario era y sigue siendo el propio abad, Ángel Saneugenio», indicaron desde València, añadiendo, también en consonancia con lo dicho por Borja, que lo único que ha hecho en las últimas semanas es colaborar en la formación de dos monitores de los júniors.

Malentendido del abad

En segundo lugar, el arzobispado explicó que el abad no acudió a la reunión de la noche del miércoles con los padres porque hubo «un malentendido» a raíz de la convocatoria de dos reuniones, una de las cuales quedó suspendida. Ángel Saneugenio, según indicaron ayer, pensó que la que no se iba a celebrar era la de los padres y por eso no acudió.

Borja, mientras tanto, aseguró a Levante-EMV que, aunque quedó absuelto de los delitos que se le imputaron, siempre transmitió al abad de la Colegiata el estigma que estos casos generan en las personas implicadas, y fue él quien le pidió expresamente que le apartara de cualquier actividad en la que hubiese niños o niñas, justamente con el fin de evitar lo que ha ocurrido ahora.