Dicen que si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma. O dicho de otra forma: ya no hay excusas para no hacer gimnasia, al menos en Benifairó de la Valldigna. El ayuntamiento ha puesto en marcha un singular servicio gratuito que ofrece a personas mayores con problemas de movilidad para que realicen ejercicio físico con la ayuda de un monitor y bajo la supervisión de la médico de cabecera. De momento, son 13 los ancianos que se han adscrito a este plan saludable (solo una vecina lo rechazó) y el programa tiene visos de continuar en los próximos años.

Una de las usuarias es Carmen Cuñat, de 84 años. Aunque tiene la vitalidad de una joven, su movilidad se ha visto reducida tras dos operaciones de cadera, por lo que hubo que adaptar la casa para instalar agarraderos y solo se desplaza con ayuda de un andador. La aparición en su vida de Josep Cantos, el monitor de gimnasia contratado por el ayuntamiento, le ha devuelto las ganas de caminar. «Esta contentísima, solo por la ilusión que tiene de que llegue el jueves, que es cuando viene Josep, ha valido la pena», comenta Carmen Mahiques, una de sus hijas. Como al resto de ancianos a los que visita, el monitor le impone «deberes» para el resto de la semana, que la mujer cumple escrupulosamente. «Me ha dicho Josep que he hecho muy bien el examen», les cuenta orgullosa la anciana a sus hijas. «Quiere que mueva más las piernas, y yo callo, porque si me lo dice Josep es que es bueno para mí», comentó una vez. Y esto no es baladí: es conocida la resistencia que tienen las personas mayores, no solo a cambiar de hábitos, sino a hacer caso de los consejos de sus propios familiares, por lo que las recomendaciones de una tercera persona suelen tener más efecto. Y de hecho, desde que Carmen recibe la visita de Josep, el paseo diario que solía realizar ahora intenta alargarlo cada día un poco más.

Josep Cantos visita semanalmente a los ancianos siguiendo una lista proporcionada por consultorio médico de Benifairó. «La médico me indicó los problemas de salud de cada persona y pactamos los ejercicios que pueden realizar», explica este joven de 29 años, natural de Tavernes y graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Estaba en el paro hasta que el ayuntamiento se acogió al plan Avalem Joves, un plan de promoción del empleo de la Generalitat, y le contrató.

«En principio», comenta el alcalde de la localidad, Josep Antoni Alberola. «Solo pensábamos contratar una persona para actividades deportivas destinadas a los más jóvenes, pero nos comentaron que Josep había estudiado gimnasia gerontológica y decidimos poner en marcha este programa». Un plan exitoso a la vista de los comentarios de los usuarios y sus familiares.

«Yo estoy encantada», dice Rogelia Vercher, de 78 años, que recibe al monitor todos los martes a las 11 de la mañana. Esta mujer no ha sufrido ninguna operación, «pero estaba muy gorda, pesaba 134 kilos, y eso, durante tantos años, me fastidió mucho las rodillas, las tengo muy mal». Como Carmen, Rogelia también necesita un andador para desplazarse porque siente mucho dolor. «No salgo casi de casa, así que me viene muy bien que venga Josep, que además es muy simpático y agradable», comenta.

Rogelia se ha tomado en serio, por primera vez en su vida, esto del ejercicio físico. «Me hace levantar cada pierna 10 o 15 veces», describe la mujer, «y Josep me dice que pare si tengo dolor, pero yo no quiero parar, no quiero quedarme impedida», afirma. En su misma calle, otras dos personas se han acogido a este plan de gimnasia gerontológica. «Mis vecinas también están muy contentas», dice.

Cada mañana, el monitor recorre la localidad impartiendo estas clases particulares tan peculiares. En función de la situación de cada persona, programa una serie de rutinas que sus «pacientes» han de repetir a lo largo de la semana. «Intentamos trabajar la movilidad articular», explica Josep, «sobre todo con ejercicios de tobillos, pies, piernas y brazos». Asegura que la mayoría de los ancianos responde muy bien y «están muy contentos, excepto un par que se cansa muy rápidamente y se agobia».

Evidentemente, no se trata de hacer milagros, pero con estos pequeños ejercicios diarios se evita que el deterioro físico vaya a más y las mejoras en la movilidad se verán en unas semanas. «Pero lo más importante», apunta el alcalde, « es que estas personas se sienten atendidas, tienen tareas que hacer y están mucho más animadas desde que Josep las visita».