l a defensa del Sistema Público de Pensiones es una defensa del conjunto de la clase trabajadora, esa gigantesca masa social que no gozamos de los privilegios de unos pocos. Es por eso que desde la Associació de Jubilats i Pensionistes de la Safor queremos reflexionar públicamente sobre nuestras reivindicaciones y sobre la necesidad de que sea el conjunto de la clase trabajadora el que se implique en la defensa de un estado de bienestar que el neoliberalismo imperante a lo largo y ancho del planeta pretende arrebatarnos.

Desde aquí queremos mostrar confianza en el éxito de nuestra empresa a pesar de que algunos de nuestros compañeros digan, con sorna, que nuestra lucha es la de David contra Goliat. Sin embargo, somos positivos porque nuestro movimiento es fuerte y se está consolidando en todo el país, y también porque, aunque pequeños y todavía no plenamente garantizados, ya se han conseguido los primeros logros. Ya hemos visto cómo aquel 0,25 inamovible se ha multiplicado por seis en este 2018. También cómo se ha retrasado hasta 2023 la aplicación de los «factores de sostenibilidad».

Y es cierto que la expresión aparentemente encierra connotaciones positivas: «factores de sostenibilidad». Parecería que quieren que el Sistema de Pensiones Públicas sea sostenible y permanezca garantizado a lo largo del tiempo. Pero, por si alguien todavía no ha descubierto la trampa de expresión tan biensonante, no es más que introducir variables a tener en cuenta a la hora de revalorizar lo que vamos a percibir jubilados y pensionistas. Variables como la evolución de los salarios, que piensan mantener raquíticos, o la evolución de las expectativas de longevidad, por si acaso a los mayores nos da por vivir demasiado y ya no es posible que las pensiones sigan vinculadas al crecimiento de los precios. ¡Qué perversión en la utilización del lenguaje! De modo que esa etiqueta no es más que una forma enmascarada de llamar al recorte que estaba previsto aplicar a nuestras frecuentemente exiguas pensiones. Este será, sin duda, otro frente de batalla al que deberemos prestar mucha atención e impedir que con el paso del tiempo se acabe imponiendo. Son muchos los políticos que defienden la necesidad de aplicarlos y no podemos permitir que lo hagan. Nuestras pensiones más dignas tienen que estar ligadas a la evolución del IPC ya que nuestras necesidades no decrecen con el tiempo, más bien todo lo contrario, y las pensiones que no alcanzan ese nivel de dignidad que permite vivir con cierto decoro deben ir revalorizándose a un mayor ritmo hasta que todos podamos vivir y satisfacer las necesidades de todo ser humano.

Decíamos que es toda la clase trabajadora la que debe librar esta batalla, aunque sean los jubilados quienes hayamos asumido ser el motor de las acciones. Y es que son nuestros hijos y nuestros nietos quienes han visto recortados sus salarios con la escusa de una crisis provocada por la avaricia y el descontrol de unos pocos.

Durante el último año los políticos hablan de remontada y de que estamos saliendo del bache y creciendo, y aunque es cierto que el número de grandes fortunas sigue creciendo en este país, muchos de nuestros hijos siguen cobrando sueldos que no permiten llegar a fin de mes. Y como sus sueldos son bajos, sus cotizaciones son escasas y, como consecuencia de ello, también lo serán sus pensiones.

La hucha sigue vacía y así lo va a seguir si no conseguimos que se cree empleo digno y se paguen salarios decentes. Por eso nuestros hijos y nietos tienen que asumir también nuestra causa, porque tienen que luchar por sus derechos y también por sus futuras pensiones.

Y en este momento histórico en el que la mujer se rebela contra tantas injusticias añadidas por su mera condición femenina, también hacemos una llamada especial a las mujeres. Porque son las mujeres, cuando hablamos de jubilaciones escasas, las principales perjudicadas. Sus salarios, durante su vida laboral, han sido significativamente más bajos y, como consecuencia de ello, sus cotizaciones más bajas y sus jubilaciones más escasas. Y aquellas que no tuvieron acceso al trabajo remunerado y han dedicado su vida al cuidado de la casa, los hijos y los ancianos, han quedado totalmente desamparadas, con jubilaciones de viudedad frecuentemente ridículas.

La sociedad ha ignorado el enorme volumen de trabajo no remunerado que han realizado y realizan las mujeres, pero nadie se lo ha puesto fácil. No han abundado los planes de conciliación, ni las guarderías de empresa, ni las ayudas a la dependencia. Las mujeres han sido doblemente maltratadas y son sus derechos los que deben formar parte de una agenda reivindicativa en la que todos nos impliquemos.

Hay muchos motivos para desconfiar de las propuestas de nuestros políticos, especialmente de aquellos que sirven de lacayos al poder financiero. Por eso es necesaria una participación activa que no permita más humillaciones.

Queremos convocar a toda la ciudadanía para que participe en la concentración pacífica y reivindicativa que esta Asociación ha programado para el próximo lunes, 15 de octubre, a las 11.30 de la mañana en la plaza del Ayuntamiento de Gandia. Os esperamos.