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La vida rural ya no es atractiva

Los municipios más pequeños de la comarca de la Safor son los que más acusan el descenso de la población al carecer de servicios como colegios o centros de salud - Castellonet es el que más se acerca a la despoblación una pérdida del 23%

Aquella bucólica aspiración de retirarse a un espacio rural a vivir buscando la tranquilidad que tanto se echa de menos en las grandes ciudades resulta cada vez menos atractiva para los habitantes de la comarca de la Safor. En los últimos años, la pérdida generalizada de habitantes ha afectado de forma más evidente a los municipios pequeños, aquellos que están alejados de los tres núcleos más poblados.

Aunque en la Safor aún no se ha desatado la alarma de la despoblación, que ya se empieza acusar en otras comarcas próximas, los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística revelan que la ausencia de muchos servicios básicos (colegios, centros de salud, etc) y de zonas de ocio aleja a las nuevas generaciones de los pueblos para acercarlos a la ciudades.

El caso mas preocupante es el de Castellonet de la Conquesta. En la última década, el municipio más pequeño de la Safor ha perdido el 23,7% de la población que tenía en 2006, según los datos del padrón cruzados con el Institut Valencià d'Estadística del pasado 2017. Hace once años la localidad contaba con 181 habitantes. El último informe rebaja esa cifra hasta los 138. La tendencia es preocupante y enciende todas las alarmas sobre una futura situación de despoblación en la localidad.

Aunque con cifras muy alejadas de las de Castellonet, hay otras localidades del ámbito rural de la Safor donde también se aprecia claramente que esa ya no es una opción para muchas personas. Es el caso, por ejemplo, de Barx, cuya población ha descendido en algo más de un 12% en los últimos diez años al pasar de 1.407 a 1.227 vecinos. También por encima del 10% de la población ha perdido Palma de Gandia desde el 2006 (de 1.683 a 1.511)

En Llocnou de Sant Jeroni la bajada se acerca al 8%. De los 590 del 2006 a los 544 del pasado año, según las cifras que ofrece el servicio de estadística de la Generalitat. Un 5% menos de habitantes registró Benifairó el año pasado con respecto al 2006, lo mismo que la localidad de Rafelcofer, que ha visto mermada su población en un 4,7% y Almiserà, que la reduce en un 4,4%.

En el caso contrario, también hay localidades de las de menor tamaño de la comarca en las que ha crecido el número de habitantes. Alfauir, por ejemplo, presentó el año pasado un 8,4% más. Potries crece casi un 11% y Palmera presenta cifras espectaculares que llegan al 44%, debido a la llegada de muchas personas procedentes de municipios próximos a las nuevas urbanizaciones construidas en esta localidad hace unos años.

Respecto a las grandes ciudades, la coyuntura es muy diferente. En Gandia, por ejemplo, el descenso de la población se cifra en un 0,9%, por lo que se mantiene prácticamente en niveles de hace diez años. Este porcentaje, sin embargo, tiene trampa. Hay que tener en cuenta que la ciudad llegó a alcanzar los 80.000 habitantes sobre el 2013. Lo que ocurre es que desde entonces se han marchado a miles hasta llegar a los mismos niveles de antes de estallar la crisis. En 2017 el padrón registraba 74.121 habitantes.

La incidencia en Oliva es idéntica. La ciudad ha perdido un 5% de su población en los últimos once años debido a la marcha de muchos inmigrantes. El año pasado se cerró con 25.488 personas empadronadas, por las 26.844 del 2006. Por lo que respecta a Tavernes de la Valldigna la bajada supera el 3%, con un total de 17.336 a finales del año pasado y prácticamente 18.000 hace una década.

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