Poco podía imaginar José Tortosa Roca (67 años) que 33 años después de fundar Disarp la empresa acabaría firmando acuerdos comerciales hasta en Dubái. Pero tres décadas dan para mucho y esa trayectoria empresarial es precisamente la que reconoció ayer FAES a esta firma presente hoy en multitud de países por todo el mundo.

José Tortosa, que llegó a Gandia desde Xàtiva en los años 70, empezó comercializando máquinas para la hostelería, sobre todo lavavajillas. Pero pronto se dio cuenta de algo; mientras que el hostelero sólo le volvía a llamar para reparar la máquina, en el caso de que tuviera una avería, o comprar una nueva al cabo de unos años, quien suministraba los detergentes hacía mucho más negocio. Así que dejó a un lado las máquinas y abrazó los productos químicos. Sus hijos, José y Ángel, han continuado y ampliado un negocio que continúa bajo el prisma de la empresa familiar; José en las áreas de Márketing, Ventas y Expansión, y Ángel de puertas hacia adentro.

Disarp estuvo en Gandia, pero las instalaciones pronto se quedaron pequeñas y a principios de los años 90 se trasladó al polígono de Daimús. En agosto de 2016 la empresa amplió esta sede central pasando de 3.000 a 16.000 metros cuadrados. Esto también implicó una gran inversión en maquinaria y robótica para automatizar la planta. El resultado es que se triplicó su capacidad productiva.

Ya no se necesitaba a tanto personal en la fábrica, pero la empresa adquirió más músculo comercial, con lo que aumentaron las ventas. En la actualidad Disarp cuenta con 51 empleados.

Los pedidos pueden hacerse a través de la «intranet» y salir en menos de 24 horas gracias a un «software» interno que tramita una orden de forma automática a producción, cosa que ahorra tiempos y garantiza una trazabilidad total.

En Daimús se pueden elaborar hasta 300 toneladas de producto líquido por día. En la planta de sólidos se fabrican cerca de 100 toneladas días para lavandería industrial, automoción, agroquímicos, detergentes o piscinas, entre otros sectores. Sus envasadoras pueden rellenar 4.000 garrafas por hora. También han innovado en los embalajes, para reducir espacio y residuos.

Disarp ofrece más de 800 referencias en 21 líneas de negocio diferentes, entre ellos la división de agroquímicos, canal Horeca, geriátricos, hospitales, colegios, lavanderías, cosméticos, biocidas e insecticidas...

La clave del éxito está en conseguir fórmulas concentradas y a la vez ecológicas que permitan reducir los litros fabricados. Así se abaratan tanto los costes de transporte como el precio final del producto frente a los de la competencia. Y ahí entran en escena sus departamentos de I+D+i, que incluso desarrollan maquinaria propia para dosificar sus productos.

Desde Daimús suministran a todas las sedes y países del mundo donde están presentes. La exportación representa actualmente el 20% de su facturación.

Disarp tiene sedes propias en Madrid, Benidorm, València, Islas Canarias, Lisboa (2.000 m2), Francia, Suiza, Serbia, Colombia, Jordania y Dubái. Desde 2015 abastece a diversos países de Oriente Próximo. Al final José Tortosa (padre) estaba en lo cierto: el secreto estaba en la química.