Zacaria Amadou es camerunés. Llegó a España hace tres años y medio. Salió desde Marruecos junto a más de 40 personas y, tras 16 horas de navegación, su patera fue interceptada por una embarcación de la policía. Fue llevado a Almería junto al resto de migrantes y de ahí directamente el CIE de València. Sin conocer el idioma y recién llegado a España, pasó 37 días interno. Eso fue en 2015.

Ayer estuvo en Gandia, donde narró su experiencia en un espacio que en los últimos años ha sido centro de polémica por la situación en la que habitan los internos. «Es como una cárcel», aseguró de forma tajante el joven, que en conversación con Levante-EMV explica que llegó a España «buscando trabajo y un futuro mejor», aunque «las cosas no han ido como yo esperaba».

En primer lugar deja claro que, «pese a que ha habido denuncias de que se maltrata a los internos», en su caso «nunca los sufrí». De los agentes que les custodiaban destaca «su profesionalidad» y explica que «se dedicaban a intentar evitar las peleas que se generaban entre los internos de diferentes nacionalidades».

Donde sí que pone más reparos es en las condiciones higiénicas. Entre otros aspectos señala uno que llama mucho la atención: «Por la noche estamos encerrados en las celdas, no podemos salir ni a beber agua ni a ir al baño». En esos habitáculos, los internos cuentan con un pequeño lavabo. «Si por la noche te entraban ganas de orinar, lo tenías que hacer allí y luego, si te entraba sed, tenías que beber de ese mismo lavabo», explicaba.

También tenía limitada su higiene bucal: «No querían que tuviéramos cepillos porque creen que los vamos a usar como armas».

En ese punto es donde se muestra más molesto porque afirma que «no somos criminales» y señala que las personas que, como él, se encuentran internas en el CIE «somos gente sencilla».

Cabe recordar que este centro ya estuvo tres meses cerrado por una plaga de chinches que fue detectada en el año 2014.

Zacaria estuvo ayer en Gandia de la mano de los Jesuitas, que ayer presentaron el informe que han realizado sobre la situación de los Centros de Internamiento de Extranjeros de toda España a través de los datos que recopilaron a lo largo del 2017.

El acto tuvo lugar en el Palau Ducal. Antes, por la mañana, se celebró una rueda de prensa en la que participó el concejal de Responsabilidad Social, Nahuel González, la responsable del Palau Ducal, Balbina Sendra, el propio Zacaria y Javier Almela, representante del Servicio Jesuita al Migrante (SJM) como voluntario. González, en su intervención, denunció que los CIE «son prácticamente prisiones donde no se respetan los derechos humanos». Para el concejal «esta realidad se está padeciendo en toda España, con personas coartadas de sus derechos fundamentales».

Sendra, por su parte, se mostró satisfecha de que el Palau Ducal acoja un acto social de este tipo, «porque es uno de los contenidos del que queremos dotar el edificio». Almela, respecto a la situación de los CIE que estos espacios «no están cumpliendo la misión para la que fueron pensados» y recordaba que su objetivo es «acoger a los extranjeros sin papeles que tienen una orden de expulsión hasta que estas se ejecutan», pero «al final resulta que esto no se cumple». Almela también hizo hincapié en «el gran coste económico» que supone mantener los CIE. «Si este dinero se redistribuyera mejor se podría invertir en poner en marcha políticas para ayudar de otra manera a estas personas que llegan sin papeles».