La enorme ola llamada crisis se fue llevando por delante a cualquier tipo de sector que se le ponía enfrente. Desde la construcción, la industria, el turismo y los servicios y hasta los más tradicionales como la agricultura. Y es que en una década, la comarca ha perdido un total de 1.866 hectáreas de superficie de cultivo, ya sea de secano o de regadío, según refleja el último informe del sector agrario valenciano elaborado por la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural.

La distribución general de tierra en la Safor hace una década, recogía 14.350 hectáreas de suelo de cultivo. Cinco años después, sufría un recorte de 893 hectáreas, al cerrar el ejercicio 2013 con 13.453. El pasado año, la conselleria de Agricultura manejaba unos datos que sitúan la tierra cultivada de la comarca en 12.484 hectáreas (1.866 menos que en 2007), de las que 12.114 pertenecían a regadío y apenas 363 eran de regadío.

El 93% del terreno de cultivo de la Safor en 2007 estaba ocupado por cítricos, con un total de 13.354 hectáreas de las 14.350 existentes. Cinco años después, la superficie citrícola bajaba hasta las 12.346, que son unas 1.000 menos, mientras que el pasado ejercicio concluyó con 11.615 (2.300 menos que una década antes).

Resulta evidente que en la comarca de la Safor el resto de cultivos son prácticamente residuales, pues la gran mayoría de explotaciones son de naranja o mandarina. La tradición citrícola se impone pero, lo que resulta evidente, es que ya no tiene el peso económico que tenía hace unas décadas. Y no es de extrañar, en tanto que el sector, en los últimos años, ha entrado en una deriva muy peligrosa debido, sobre todo, a las importaciones de la fruta desde otro países. La presencia de género más barato en los establecimientos hace menos competitivo el producto autóctono y eso que los sueldos, tanto de los operarios de los campos como los de los almacenes, no son precisamente altos, más bien al contrario.

A esto se le suman los continuos robos que cuestan miles de euros a los agricultores, la escasez de agua debido a los periodos de sequía, las contrataciones de operarios a través de las ETT con sueldos irrisorios o el hecho de que las nuevas generaciones no vean en la agricultura un modo de vida.

Todo esto lleva a muchos propietarios a abandonar sus tierras, como denuncia la Asociación Valenciana de Agricultores. «No hay que olvidar que la Comunitat Valenciana es la líder en España en abandono de tierras de cultivo», explican. Un abandono generado por dos razones principales: «La crisis de precios y el escaso rendimiento económico, sobre todo en los cítricos, y también la falta de relevo generacional, la media de edad de los agricultores valencianos supera los 65 años», señalan desde AVA.