El PP de Gandia, la formación política que ganó las pasadas elecciones municipales y que se quedó a un solo concejal de revalidar la mayoría absoluta en el ayuntamiento, ha tenido que aplazar la designación del candidato a la alcaldía en las elecciones del próximo mes de mayo para tratar de calmar la guerra interna que ese proceso ha desatado entre dos sectores del partido en la capital de la Safor.

Cuando todos piensan que el candidato ya debería estar pregonando sus propuestas para darse a conocer entre los ciudadanos y así ganar terreno en apoyo popular, ni siquiera se sabe si antes de que acabe el año la dirección regional del PP, al frente de la cual está Isabel Bonig, podrá dar a conocer a esa persona.

La guerra por convertirse en candidato a alcalde está encabezada por dos personas. Por una parte, Víctor Soler, el presidente local del partido, portavoz en el ayuntamiento y diputado en les Corts. Soler, que aparentemente tiene a su favor a la mayoría de la Ejecutiva local, ha repetido en las últimas semanas que su aspiración es convertirse en alcalde por el partido en el que milita desde los 18 años. «A Gandia siempre le voy a decir que sí y pienso que puedo ser una persona de consenso para encabezar la candidatura», señalaba el pasado martes al referirse, siempre de forma muy medida, a este conflicto.

En la otra parte está Guillermo Barber, concejal en el ayuntamiento y representante del PP de la Safor en la Diputación de València. Respaldado por Arturo Torró y sus seguidores en el PP gandiense, también opta por la estrategia de evitar estridencias para que el enfrentamiento no acabe rompiendo al partido.

A pesar de conocer que la intención de Soler es ser candidato a la alcaldía, Barber se limita a señalar que él está «a disposición del partido» y

que acatará lo que le digan la presidenta regional, el presidente provincial y el presidente local. «Dije y mantengo que sin el apoyo de Víctor Soler no seré candidato a la alcaldía», reiteró ayer en declaraciones a este periódico.

Según fuentes de la dirección regional del PP, Isabel Bonig ha quedado «convencida» con los argumentos que, entre otras personas, le transmitió Arturo Torró. Si Víctor Soler fuera citado a declarar por un juez en relación al llamado ‘caso Púnica’, se vería obligado a renunciar a sus aspiraciones políticas, y eso podría ocurrir nada menos que en plena campaña electoral.Críticas en la reunión comarcal

Pero es que, además, Barber acaba de dar otro paso que le acerca a los órganos de decisión del partido y, por ello, a facilitar el cumplimiento de su objetivo. La noche del martes pasado asumió la presidencia comarcal del PP de la Safor ante la dimisión de quien hasta ahora ocupaba ese cargo, el exalcalde de Beniarjó, Salvador Enguix.

El traspaso del cargo, en una reunión que tuvo lugar en Daimús, supone un proceso «natural» en el PP. Así ocurrió cuando Isabel Bonig sustituyó a Alberto Fabra y con el propio Víctor Soler cuando Arturo Torró abandonó la presidencia local. Pero no es menos cierto que, en esa misma reunión del martes en Daimús, representantes del partido mostraron su desaprobación con la «escalada» de Barber e interpretan que se trata de un salto para posicionarse en la batalla de Gandia.