El Ayuntamiento de Gandia ha denegado a la empresa Becos, propiedad de la discoteca Cocoloco, el permiso para volver a abrir la actividad en su antiguo local, es decir, en la primera línea de la playa. La mercantil ha solicitado regresar a ese emplazamiento después de que una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) la obligue a cerrar el local en el que se encuentra actualmente, en la carretera Nazaret-Oliva, debido a la falta de las medidas de seguridad a las que obliga la ley.

Así, desde el Ayuntamiento de Gandia han salido dos decretos que afectan a la conocida discoteca de la playa y a los que ha tenido acceso Levante-EMV. En el primero, el departamento de Urbanismo avisa a la empresa de que mañana jueves, a las 9.30 horas, un técnico municipal y la Policía Local procederán a ejecutar la sentencia, es decir, al cierre efectivo de local situado junto a la carretera. Como en su día publicó este periódico, la denuncia la interpusieron vecinos de varios edificios próximos al local, que está en una esquina de la plaza del Castell. Entonces no albergaba la discoteca Cocoloco, sino otra llamada Patí Pamí.

En 2012, tras un acuerdo con el ayuntamiento, gobernado entonces por el PP, Cocoloco dejó el local de la primera línea de la playa para trasladarse al actual edificio, sobre el que ya pesaba la denuncia. Aquel pacto consistía en que la empresa cerraba la histórica discoteca y, a cambio, el ayuntamiento le abonaba un alquiler mensual.

En el año 2013, el departamento de Urbanismo que dirigía el concejal Toni Abad promovió una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para impedir que en primera línea se ubicaran actividades ruidosas, incluyendo discotecas. Becos no recurrió aquella decisión. En 2014 el ayuntamiento le retiraba licencia de actividad que la empresa disponía desde el año 1992, y tampoco recurrió.

Tras el cambio de ubicación al local de la carretera Nazaret-Oliva llegó la sentencia que ahora obliga a Cocoloco a cerrar en ese lugar, si bien en el ayuntamiento ha sorprendido que quiera abrir en primera línea.

La empresa quiere ahora revertir la situación a su estado anterior. Así, el pasado 5 de noviembre, según se desprende del segundo de los decretos, los representantes de Becos presentaron un escrito ante el ayuntamiento con la intención de «comunicar» al ayuntamiento que van a «reiniciar la actividad de discoteca en el local en planta sótano donde se llevaba a cabo», según indica el escrito. Para ello, los administradores de la empresa se acogen a que la licencia de actividad del año 1992 «se encuentra vigente, no ha sido objeto de caducidad y que la actividad de discoteca en el mencionado local del Paseo Marítimo Neptuno no ha sido clausurada ni cesada en su actividad».

Desde el departamento de Urbanismo han advertido, sin embargo, de «la imposibilidad de reanudar el ejercicio de la actividad» en el local en la que se desarrollaba. Además, en la misma resolución de respuesta a la solicitud de Becos, el coordinador de Urbanismo, Vicent Mascarell, que es quien firma el decreto, advierte que «la celebración de espectáculos públicos, actividades recreativas o actividades socioculturales o la apertura de establecimientos públicos sin la correspondiente licencia o autorización no está permitida y se encuentra tipificada como una infracción grave», por lo que se exponen a una sanción.

Representantes de Becos explicaron ayer que, a su entender, el contrato con el ayuntamiento para cerrar la discoteca de primera línea de la playa no se ha cumplido, ya que, a día de hoy, el consistorio no ha pagado los más de dos millones que les adeudan en virtud del acuerdo alcanzado en 2012. «Al menos que nos dejen trabajar, porque tenemos un local que se está perdiendo».