En Xeraco se ha desatado una polémica a cuenta de la avería que sufren dos de las tres turbinas que gestiona el ayuntamiento, que se ponen en marcha para achicar agua en la zona del marjal y así evitar que el agua asfixie las raíces de cultivos, especialmente de los cítricos.

El Partido Popular y muchos agricultores de la zona afectada han criticado que, dos años después de la avería, no se hayan reparado ambos conjuntos de bombeo, de manera que solo se cuenta con una turbina para impulsar el agua al río y sacarla de los campos de cultivos.

El concejal de Agricultura, Estéfano Torres, reconoció a este periódico que desde hace dos años las dos turbinas están estropeadas y que su sustitución supone una inversión económica de entre 50.000 y 60.000 euros. Ese dinero no está disponible en este momento para el consistorio, de manera que, cuando llueve, se intenta vaciar de agua la zona inundada solo con la tercera turbina que, a su vez, se tiene que coordinar con otro equipo de bombeo privado para que cumplir con el objetivo deseado.

Según Torres, hace tiempo que Xeraco intenta llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento de Gandia para que también active las bombas situadas en el marjal recayente a su término, algo que hasta el momento no ha conseguido porque el problema en esa zona es menor. Al estar unos metros más alta que el marjal de Xeresa y Xeraco, las acequias conducen de forma natural el agua hacia estos términos.

Mientras el PP y numerosos agricultores señalan que, con esas dos turbinas estropeadas lo único que se consigue es arruinar la producción de muchas parcelas, el concejal Torres recuerda que, aunque se pudieran poner en funcionamiento, mientras llueve con esa insistencia no se puede hacer nada porque el caudal que entra en el marjal no puede desalojarse de ninguna manera.

Es a partir de ahora, cuando ya ha dejado de llover, el momento en que se echarán en falta las dos turbinas que vaciarían mucho más rápidamente el espacio del marjal. Si eso no se produce, y es probable que el encharcamiento se mantenga durante días, se acelera la asfixia reticular de las plantas y árboles que, en casos extremos, causan su muerte.