La inundación de extensas zonas agrícolas situadas dentro del Marjal de la Safor, y más concretamente en el área situada entre los términos de Xeraco y de Xeresa, fruto de las intensas y prolongadas lluvias caídas en los últimos diez días, acaba de reabrir el debate sobre la gestión del agua en ese territorio. Xeraco, presionado por los propietarios que van a sufrir las negativas consecuencias en sus cosechas, quiere que todos los ayuntamientos implicados colaboren en un plan para evacuar el caudal lo antes posible y evitar daños en la agricultura.

La propuesta no es más que regresar al eterno debate. Por una parte, el Marjal de la Safor, con una extensión de 1.250 hectáreas incluidas en el Catálogo de Zonas Húmedas de la Generalitat, es, por naturaleza, una zona inundable, de manera que sacar el agua supone alterar sus características ambientales y afectar a su propio ecosistema.

Aun así, desde hace décadas en los cuatro términos municipales afectados, Gandia, Xeresa, Xeraco y Gandia, se llevan a cabo acciones para compatibilizar la agricultura con las cíclicas inundaciones.

Anteayer el Ayuntamiento de Xeraco anunció que se va a dirigir a la Generalitat para que ejerza de administración mediadora y poder llegar a una solución que evite daños masivos en la agricultura. De acuerdo con el Ayuntamiento de Xeresa, donde también existe una gran cantidad de parcelas bajo el agua, Xeraco ha señalado que se acumula más agua estancada por las alteraciones en la superficie del marjal, así como por las urbanizaciones situadas a su alrededor y por la falta de mantenimiento que ha bloqueado acequias de drenaje.

El Ayuntamiento de Xeraco, que dice ser consciente de la preocupación extendida entre los agricultores que van a perder su cosecha en todo o en parte, ha tenido que reconocer que dos de las tres turbinas que gestiona en la zona húmeda están rotas y no han funcionado durante estas lluvias intensísimas, si bien añade que desde el pasado mes de septiembre se ha estado bombeando agua al río Vaca para mantener las áreas agrícolas secas.

Al mismo tiempo, desde Xeraco se ha acusado a Gandia de no activar sus bombas extractoras, pero el concejal de Territorio de este municipio, Xavier Ródenas, negó la mayor. En el espacio del Campus universitario del Grau han estado funcionando las dos turbinas que, automáticamente, se activan según sea el nivel freático del marjal para que la inundación se mantenga en los niveles establecidos.

De cara a los agricultores, en Gandia y en Xeraco han recordado que las lluvias caídas casi ininterrumpidamente desde el 12 de noviembre han dejado cantidades impresionantes, como los más de 600 litros alrededor del Mondúver. Agua que, en gran medida, acaba en el Marjal de la Safor, bien sea por cauces superficiales o a través de las corrientes subterráneas.

El concejal Ródenas dijo ayer a este periódico que Gandia participará en esas reuniones pedidas por Xeraco para establecer el protocolo a seguir cuando el agua exceda los niveles «normales» del marjal, pero también quiso dejar claro que se está actuando sobre una zona de naturaleza húmeda y protegida, de manera que la Conselleria de Medio Ambiente tendrá que dar su aprobación.

En definitiva, lo que Xeraco ha vuelto a poner sobre la mesa para que sea debatido entre Tavernes de la Valldigna, Xeraco, Xeresa y Gandia es cómo gestionar el difícil equilibrio entre, por una parte, la conservación del ecosistema de un marjal que presenta zonas inundadas permanentemente y, por otra, la actividad agrícola sobre un espacio que, durante décadas, ha ido ganando parcelas que antes también estaban casi siempre bajo el agua.