e n respuesta a los improperios que el pasado sábado me dedicaba el Sr. Ricardo Martínez en este mismo diario, me gustaría agradecer la deferencia que tuvo en dedicarme su concienzuda reflexión. Creía que nunca tendría la oportunidad de ser analizado de una manera tan objetiva, equitativa y con el lenguaje tan certero en cuanto a descalificativos hacia mi persona.

Entiendo que su sesgada opinión puede ser que le provenga por atender más a su corazón que a su raciocinio, pero no sabría dilucidar si ha escrito al dictado de alguno de mis «amigos damnificados», porque Ciudadanos ayudó al recambio político en esta ciudad, o porque forma parte de ellos y revive con nostalgia lo que pudo haber sido y no fue. En cualquier caso, su ángulo de visión debería hacérselo mirar por el optometrista al que se refiere.

No voy a repasar lo que aconteció para vetar al PP de Arturo Torró porque es sabido por todos, excepto usted que aún no se ha enterado, a decir por sus comentarios simplistas.

Pues claro que Ciudadanos provocó con su voto que al Ayuntamiento llegara la higiene democrática. El tiempo nos ha dado la razón, y con unas cuentas intervenidas por el Ministerio de Hacienda hasta 2032. Al exalcalde que trata de manera tan exquisita se le olvida recriminarle que fue el autor de endeudar a los vecinos en una sola legislatura con 140 millones más, a sumar a la herencia socialista.

Espeta que estoy aquí por dinero, pero le aseguro que me hubiese sido más rentable sucumbir a las prebendas dadivosas que se me ofrecieron por seguir consintiendo que se exprimiera más los bolsillos de los gandienses. Y no lo hice, porque para mí y mi partido son más importantes los ciudadanos a los que representamos que la ambición personal.

Me da la sensación de que está poco leído porque hay ejemplos en todo el territorio español donde Ciudadanos ha permitido, desde la oposición, gobiernos del Partido Socialista y del Partido Popular. Es lo que tiene estar en un partido de centro liberal que refleja el sentir de una sociedad moderada, poco intervencionista, que se ha cansado de la alternancia irremediable de los dos grandes partidos. Además, en el caso de Gandia, hemos tenido que realizar un sobreesfuerzo porque los nacionalistas forman parte del gobierno, pero con sensatez y diálogo por parte de todos han podido llegar los acuerdos en beneficio del conjunto de los ciudadanos.

Cuando para referirse a mí utiliza el alias «el amenazado», acierta. Sólo una persona obcecada con ideas torticeras no quiere reconocer cómo salí a la calle del pleno constituyente escoltado por la Policía Local. Debería recordar las fotografías en donde miembros del anterior gobierno hostigaban mi domicilio particular o el mismo Torró presionándome en la parada del bus, cuando acompañaba a mis familiares, de manera enfermiza. Está todo publicado. Así que el «votito», como usted le llama, evidentemente fue destinado a evitar que todo siguiera igual con despilfarros «a coste cero», facturas impagadas hasta las cejas, la utilización de IPG para saltarse los controles públicos, la Guardia Civil registrando dependencias municipales por el caso Púnica? y aquí lo dejo.

Siento mucho que todo esto a usted le parezcan temas menores y considere que mi voto tenía que haber servido para perpetuar esta situación. Pero no, no me perdonaría haber mirado hacia otro lado. Puede ser que su vaticinio sobre mi graduación definitiva en 6 meses sea acertado, pero tenga bien claro que yo dormiré con la conciencia muy tranquila por haber evitado un mal mayor a Gandia.

De toda manera, no se inquiete tanto porque serán los ciudadanos quienes, en las urnas, el 26 de mayo nos dirán si hemos sido responsables adoptando soluciones para los problemas de la ciudad, o no. Ellos tienen la última palabra. Recuerde, el pueblo es sabio y paciente.

Respete mejor las reglas del juego democrático y no se dedique a deslegitimar con argumentos hirientes. No estaría de más, que, si lo considera, tomáramos café (usted mejor una tila) para que despeje sus grandes dudas hacia la manera de proceder de mi partido. El conocimiento cambia la percepción de las cosas, y le aseguro que en las distancias cortas gano mucho.