¿Puede un antiguo camino de hace 2.000 años recuperarse para usos actuales? El graduado en Turismo por el Campus de Gandia-UPV Francesc Romà Torres Bataller quiere demostrar que sí, y que podría constituir un nuevo aliciente para los pueblos costeros de la Safor. Torres, en su Trabajo de Fin de Grado titulado Propuesta de desarrollo y puesta en valor del ramal de la Vía Augusta en las localidades de Oliva, Piles, Miramar, Guardamar y Daimús en la comarca de la Safor, propone la puesta en valor de un antiguo ramal de la conocida vía romana que aún se conserva y que comunica Oliva con la desembocadura del Serpis, en la partida de Rafalcaid, en Gandia.

Este ramal se conserva actualmente bajo diversos nombres: Camí de l'Assagador entre Rafalcaid y Daimús; Camí de l'Alquerieta en el tramo entre Daimús y Miramar, y Camí de Piles a su paso por Miramar y Oliva. Se trata de una vía casi paralela a la carretera comarcal CV-670, que une también el Grau de Gandia con Oliva, y que pocos conocen. En algunos tramos no pueden circular vehículos a motor y permanecen como caminos rurales.

El objetivo es diseñar una ruta señalizada que sirva como oferta turística complementaria para los pueblos costeros de la Safor. Torres se documentó previamente sobre la existencia de este antiguo camino romano, pero especialmente se apoyó en su padre, Román Torres, «que recopiló testimonios orales de los pueblos por donde pasa el camino», afirma. Además de recuperar el trazado sobre un plano, Torres ha realizado en su trabajo un inventario de los bienes monumentales, paisajísticos, culturales y naturales que dan más valor a la ruta.

Así, por ejemplo, desde Gandia a Oliva, en el inventario figuran alquerías como las de Genís y la Mingola; elementos arquitectónicos como la Casa Gran de Guardamar o los restos del trapig de Miramar; árboles centenarios como olmos y olivos, y fuentes como las del Llavador, Bovetar, Petunya o Pedrós.

Este ramal de la Vía Augusta unía también elementos patrimoniales que ya han desaparecido pero de los que existen restos físicos o documentales, «como el taller de cerámica romana de Oliva, el sepulcro de Baebia Quieta de Daimús, o la villa romana de Rafalcaid, de la que se tenía constancia desde principios del siglo XX y que gracias a la construcción del nuevo acceso sur al puerto de Gandia se ha podido excavar, hallándose estructuras, pies de columnas y otros restos constructivos», afirma Torres.

En definitiva, la propuesta del autor es la creación de un auténtico producto turístico que podría servir de refuerzo a la oferta de sol y playa de los municipios costeros. Hasta ha calculado el coste: según Torres, con apenas 14.000 euros se podrían instalar señales orientativas e informativas, balizas o vallas de madera, limpiar las fuentes y editar folletos informativos.

El trabajo de Torres, que obtuvo una calificación de Sobresaliente Cum Laude, también propone la declaración de las dos alquerías como Bien de Interés Local, incluir la ruta en las webs municipales o la organización de visitas guiadas con la complicidad de los ayuntamientos implicados, entre otras acciones. De esta forma, podría sumarse un sendero más para los amantes de la naturaleza, el paisaje, la historia y la cultura.