El incendio que el pasado verano afectó a parte de los términos municipales de Gandia, Barx y Pinet, dejó un paisaje desolador que se recupera lentamente, pero, por otro lado, está proporcionando buenas noticias para la espeleología: la ausencia de vegetación ha permitido descubrir nuevos avencs (simas o cavidades subterráneas) de los que no se tenían noticias.

Marxuquera, la Drova, el macizo del Mondúver y la Serra del Buixcarró son una zona bien conocida desde hace mucho tiempo por montañeros y espeleólogos. Miembros del Centre Excursionista de Gandia (CEG), por ejemplo, tienen en su historial el descubrimiento de numerosas cavidades, como la Sima Pilar de Barx, con una caída de 240 metros, la más profunda de la Comunitat Valenciana. O la Sima Sancho, también en Barx, que lleva el nombre de su descubridor, Antonio Sancho Santamaría.

Muchos de los socios del CEG dedican gran parte de su tiempo libre a la búsqueda y exploración de estos avencs. Por ejemplo, Javier Terol, un funcionario del Ayuntamiento de Gandia ya jubilado, está verificando desde el año 2014 la localización geográfica del cerca de centenar de cavidades que existen en el Pla de les Simes, situado entre Gandia, Barx y Pinet. Estas cuevas ya fueron catalogadas por el también socio del CEG Jorge García Bazataki, que ahora prepara una nueva edición del inventario con nuevos datos e imágenes. Y Terol le está ayudando en la búsqueda de la posición exacta de la entrada a cada sima.

Localización incorrecta

Ese centenar de cavidades fueron señalizadas en los mapas de forma tradicional, con una descripción y levantamiento topográfico pero sin imágenes, y antes de la aparición de los modernos sistemas de geolocalización como el GPS. Terol observó que la entrada de muchas de esas cavidades subterráneas no estaba en las coordenadas indicadas, y se está dedicando, GPS en mano, a buscarlas una a una y a confirmar su posición exacta.

«La señalización se había hecho mediante coordenadas UTM en un plano a escala 1:25.000, y por eso, a veces hay una distancia de hasta 200 metros desde donde se suponía que estaba la sima hasta la localización real», señala Terol. «El trabajo durante estos años ha sido muy duro por la espesa vegetación que cubría todas esas montañas». «Era lo más parecido a estar dentro de una selva, sacaba a los jabalíes de sus camas», bromea.

Pero desde el pasado verano todo ha cambiado. El 6 de agosto, el fuego que se inició en el término municipal de Llutxent y que llegó hasta Marxuquera arrasó toda la vegetación. El Pla de les Simes y otras zonas cercanas quedaron totalmente despojadas de su cobertura natural. Cuando Terol volvió a la zona para geolocalizar las simas, se llevó una gran sorpresa. No solo por el paisaje dantesco, sino porque la ausencia total de matorrales permitía ver con claridad la entrada de numerosas cavidades, incluidas unas 40 que no estaban bien señalizadas y que Terol iba buscando insistentemente.

A simple vista

«Ahora puedo ver desde lejos simas que antes no se podían ver ni de cerca», afirma. «Las tres últimas que encontré las pude localizar por lo despejado del paisaje, todas ellas a más de 100 metros de donde indicaban las antiguas coordenadas, y dos de ellas con bocas de acceso de apenas 60 centímetros de diámetro», comenta.

Pero la sorpresa fue aún mayor cuando en las últimas salidas por esas montañas, Terol ha descubierto una decena de simas totalmente desconocidas. A una de ellas, situada en el término municipal de Gandia, «se le ha puesto el nombre de G-91, siguiendo la nomenclatura del Catálogo de Cavidades que realizó García Bazataki». Este avenc, situado en el llamado Racó Tancat, en la parte superior del Barranc de Borrell y de unos 25 metros de profundidad, «lo hemos visitado recientemente y está pendiente del levantamiento topográfico», dice Terol.

Muy cerca de allí, ya en término de Barx, un pequeño agujero en el suelo carbonizado (ver la foto inferior izquierda) ha resultado ser otra sima cuyas características aún se desconocen. Inapreciable para alguien inexperto en la materia, podría dar muchas sorpresas. En opinión del espeleólogo, «parece profunda porque sale mucho aire de dentro».