Aunque son mayoría quienes cenan en familia, con amigos o en los restaurantes que ofrecen cotillones, también son muchos los ciudadanos que se han acostumbrado a eso de celebrar la noche de fin de año en la calle, aprovechando las fiestas y las verbenas que se organizan en muchos municipios.

Ocurrió otra vez esta pasada Nochevieja, cuando, en Gandia, miles de personas pasaron antes, durante y después de las 12 campanadas por la plaza del Prado para disfrutar de las atracciones y, sobre todo, cumplir con ese gesto de compartir la transición al nuevo año con otros muchos, conocidos o desconocidos. Para animar a salir de casa sirvió también el argumento de que la primera parte de la noche no fue excesivamente fría, dado que el ambiente se podía soportar con un poco de ropa de abrigo.

Según informaron fuentes de la Policía Local, pese a los numerosos servicios realizados, apenas se tuvieron que lamentar dos peleas, una de ellas con heridos, las clásicas actuaciones por exceso de ruido y las intervenciones a personas que se habían pasado con el consumo de alcohol. Nada, señalan las fuentes, fuera de lo que puede considerarse normal.

En Tavernes de la Valldigna se vivió otro epicentro. Miles de jóvenes echaron el cierre a una nueva edición del Festivern, que se ha consolidado como una cita lúdica y musical de primer nivel, ileludible para muchos.