Las obras de reparación del campanario y restauración de las cuatro campanas de la iglesia de San Andrés Apóstol de Miramar se han iniciado con un presupuesto de 75.255 euros. El Ayuntamiento de la localidad aporta un total de 31.000 euros para la adecuación de las campanas, una cantidad que supone aproximadamente el 42% por ciento del coste total, fruto del convenio firmado con el sacerdote titular de la parroquia, Alberto Mestre Donet, responsable de la iglesia parroquial.

Según ha informado el ayuntamiento, el cuerpo de las campanas, datado del siglo XVIII, mantiene la condición de Bien de Relevancia Local desde el año 1998 y supone el único resto de arquitectura barroca que queda en pie en el municipio.

Con esta actuación, que durará dos meses y medio, «se pretende adecuar las instalaciones y proteger el monumento más relevante del pueblo», destaca el alcalde de Miramar, Asensio Llorca.

Por lo que respecta al campanario, que forma parte del mismo edificio de la iglesia parroquial, está compuesto por cuatro campanas de diferentes dimensiones, denominadas Santa Teresa de Jesús, María Joaquina, Nuestra Señora del Pilar y San Andrés Apóstol. Esta última, que recibe el nombre de la parroquia, es la más grande, con 112 centímetros de diámetro y 813 kilogramos de peso.

Superviviente de la guerra

Pese a eso, la más destacada es la campana María Joaquina, de 77 centímetros de diámetro y 264 kilogramos de peso, ya que tiene casi dos siglos de vida. Este elemento está fechado en 1825, muy anterior al resto de las campanas, que fueron fundidas en 1941 por la empresa Hermanos Roses de Silla. «María Joaquina es, por tanto, superviviente, igual que el cuerpo del campanario, de la demolición de la antigua iglesia durante el tiempo de la Guerra Civil, un templo que aporta valores sentimentales para Miramar, ya que había sido construido piedra a piedra y financiado peseta a peseta por el pueblo, sin ayuda de nadie», señala el ayuntamiento citando al historiador Santiago La Parra en el libro Historia de Miramar.