La potente irrupción que el partido de ultraderecha VOX ha tenido en el parlamento andaluz y previsiblemente tendrá en España y los postulados que promulga ha removido los cimientos de una de las pocas cuestiones sobre las que parecía que existía un amplísimo consenso en España: La violencia machista. Incluso el PP, en su negociación por formar el gobierno, empezó a virar su discurso entorno a esta lacra cambiando la expresión «violencia de género» por «violencia doméstica».

La formación de Santiago Abascal suele utilizar una serie de datos nunca contrastados para justificar sus propuestas y que buscan contradecir las cifras oficiales. Son estadísticas que, de hecho, casi nunca tienen nada que ver con la realidad.

Sin ir más lejos, la situación de la violencia machista en la ciudad de Gandia es escalofriante. A lo largo del año pasado, la Oficina d'Igualtat, que atiende a las víctimas en la ciudad, registró 341 casos de mujeres que habían sufrido agresiones por parte de sus parejas o exparejas. Fueron 84 más que el ejercicio anterior. Pero es que en 2017, el mismo recurso acogió 97 casos nuevos respecto al 2016.

La oficina cuenta con una agente de igualdad, Esther Vidal, y dos psicólogas que ofrecen su apoyo a las mujeres que han sufrido violencia machista. «Se trata de hacer seguimiento psicológico y social. Vamos incorporando el tratamiento encaminado a reinsertarse en la sociedad después de haber recibido ese empoderamiento de autoestima a través de las terapias psicológicas», explica a este periódico Vidal.

La violencia machista supuso el pasado año el 80% del total de los 441 casos que se atendieron en la oficina de atención a las víctimas del delito, un organismo genérico del Ayuntamiento de Gandia del que depende la Oficina d'Igualtat. Esto significa que menos de un centenar de atenciones se produjeron por cuestiones más generales como violencia doméstica (agresiones entre personas de la misma familia en el interior de la vivienda), divorcios, etc, según explica Vidal.

La profesional quiere «romper mitos». El primero que pone en la picota es el del perfil de las víctimas de violencia machista. «Mucha gente cree que son mujeres estigmatizadas, es decir, sin estudios, pobres y extranjeras». Los datos desmontan esa teoría. El 65% de las víctimas atendidas en 2018 eran españolas y de Gandia.

Las dos franjas de edad con más casos de violencia machista son desde los 26 a los 40 años y de los 41 a los 65. Esto, según Esther Vidal, significa que la violencia empieza cuando la relación está ya consolidada. «Muchas de las mujeres que entran aquí lo hacen cuando ya han decidido separarse». En muchos casos las agresiones se producen cuando ya se ha consumado el divorcio «y la expareja continua agrediéndolas».

La gran mayoría de las víctimas llegan a la oficina cuando ya han denunciado a sus agresores. De hecho, 210 de las mujeres atendidas cuentan con medidas de protección fijadas por los juzgados. Por otra parte, existe un dato que resulta muy importante. El 20% de las víctimas acude antes de iniciar el proceso y animada por familiares y amigas.

El primer contacto con la agente de igualdad y las psicólogas no es fácil. «Lo que más cuesta es ser consciente de que están siendo víctimas de violencia machista», indica Esther Vidal. Llegan con miedo a amenazas por parte de su verdugo y también con vergüenza. «Para muchas personas es un estigma ir a un lugar donde van a ser tratadas como víctimas. Lo pasan muy mal», señala la experta.

Un dato que preocupa mucho a las expertas es el alto porcentaje de casos que se registran entre la población más joven. Un 14% de las víctimas tratadas durante el año pasado en la ciudad de Gandia estaban en un rango de edad de los 19 a los 25 años. «Es muy preocupante, porque significa que la violencia machista se está dando en etapas cada vez más tempranas», señala Vidal.