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Juanjo Todolí muestra en Bellreguard el horror del exterminio en Auschwitz

La exposición recoge 40 fotografías realizadas por el fotógrafo gandiense en el campo nazi de Polonia, convertido en un museo de los crímenes de Hitler durante la segunda guerra mundial

Juan José Todolí, en la inauguración de la exposición, explica algunas de sus obras. levante-emv

«Intentaron borrar las huellas de su crimen, destruyeron los hornos crematorios, quemaron los archivos y ejecutaron a los sonderkommando (los prisioneros que trabajaban en las cámaras de gas y en los hornos crematorios, que el ejército alemán asesinó para no dejar testigos), pero lo que ocurrió en Auschwitz fue demasiado grande para quedar oculto». Con este texto se presenta, en la Casa de Cultura de Bellreguard, la exposición Auschwitz-Birkenau. Silenci, dolor i mort, del fotógrafo Juan José Todolí.

Se trata de una muestra de 40 imágenes en blanco y negro que se podrá ver hasta el 14 de febrero y en la que el fotógrafo de Gandia documenta lo que contempló en el tristemente afamado campo de concentración y exterminio polaco durante un viaje realizado en agosto de 2017. Todolí fue un observador de excepción. «Pedí un permiso para poder fotografiar con más libertad, sin que hubiera visitantes, y me lo concedieron», afirma. Su cámara captó todo aquello que permanece de aquel episodio de la historia, objetos y edificios «que están tal y como quedaron cuando los campos fueron liberados». Imágenes de ropa infantil, de montones de cabello, los camastros de los barracones, las paredes arañadas en el interior de las cámaras de gas... Auschwitz II-Birkenau fue uno de los campos que los nazis abrieron en la ciudad polaca de Oswiecim (Auschwitz en alemán). Tras la llegada de los aliados y finalizada la Segunda Guerra Mundial, se abrió el Museo Estatal Auschwitz-Birkenau, un auténtico museo de los horrores al aire libre y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1979.

Las imágenes de Todolí recogen todos estos recuerdos que han quedado en el lugar como símbolo de lo que no se debe volver a repetir, y no se acompañan de textos explicativos, como es habitual. «Las imágenes hablan por sí solas», advierte. Solo unos pocos carteles contienen códigos QR, similares a los códigos de barras, que permiten enlazar en el teléfono móvil «con vídeos explicativos sobre lo que pasó allí, lo que es muy bueno para las visitas escolares, por ejemplo».

Dentro de su trabajo como fotógrafo de denuncia social, Todolí prepara para el mes de marzo otra exposición, Marroc amb veu de dona, sobre los problemas que sufren las mujeres en este país.

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