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Sentencia

Un juez prohíbe a una familia usar su piso en dos años por acumular basura y excrementos

Durante seis años ninguna administración ha podido hacer nada para evitar esta situación

Patio interior de la vivienda cuyo uso ha sido prohibido a sus propietarios por parte del juez. ximo ferri

Más de una decena de informes, un buen número de visitas policiales y continuas quejas de los vecinos ante el ayuntamiento. Hasta que ha llegado la justicia, nada ha servido para que toda una comunidad de vecinos, ubicada en la calle Alfauir número 4 de Gandia, vea algo de luz sobre el problema que sufre desde hace nada menos que seis años: los hedores que emanan de una de las viviendas, donde sus propietarios han llegado a acumular casi una decena de perros que hacían sus necesidades en el interior de la vivienda sin que se sus moradores se preocuparan por limpiarlas. La propia sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, los describe como «nauseabundos».

Tras años de requerimientos para que limpiaran la vivienda y acabaran con una situación que obliga a todos los pisos del edificio a vivir con las ventanas cerradas, especialmente en verano, por el insoportable olor, los vecinos decidieron acudir a la justicia que ahora les ha dado la razón, en un singular caso que ha gestionado el despacho Estruch Abogados.

Así, el juzgado de primera instancia número 1 de Gandia ha condenado a lo propietarios a «la privación del uso de la vivienda de por un periodo de dos años». Esto además de exigirles a «cesar en dicha actividad molesta», o, lo que es lo mismo, les obliga a limpiar la el piso antes de abandonaron.

Los hechos arrancaron en 2013. A partir de ese año, los vecinos empezaron a notar un fuerte olor en la escalera y también en sus viviendas que se colaba por las ventanas del patio interior. Pronto descubrieron que emanaba de la vivienda en cuestión, ubicada en la primera planta, donde, en la terraza se apreciaban excrementos de perro, según denunciaban. Lejos de solucionarse el problema, en los años siguientes se fue acentuando, como señalan los testigos.

El texto judicial recoge la declaración de una persona que llegó a entrar en la vivienda y que narra con lo que se encontró: «No había luz, los tabiques estaban todos tirados, había basura por todos los lados, ropa amontonada, excrementos por el suelo y los perros se comen unos a otros». Los vecinos denunciaban, a su vez, que había una decena de animales, que las hembras daban a luz a sus cachorros en el interior y que nunca salían a la calle.

Todo esto fue denunciado de forma constante a la Policía Local y Servicios Sociales del ayuntamiento, que era conocedor del caso e incluso llegó a ponerlo en conocimiento de la Fiscalía para que actuara, según explicaron técnicos municipales a este periódico. Los agentes acudieron en multitud de ocasiones y en alguna de ellas los propietarios se negaron a abrirles. Con todo, el juez ve acreditado que «se está llevando a cabo una actividad molesta e insalubre» que, sentencia tajante, «los demás propietarios no tienen obligación jurídica de soportar».

Pese a que hace casi dos años el juzgado ya impuso medidas cautelares en las que obligaba a los propietarios a limpiar, la problemática no ha desaparecido y los problemáticos siguen sin adecentar la vivienda.

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