«Ya te puedes imaginar lo bien que se puede sentir uno cuando le llegan este tipo de mensajes difundido en las redes». Así se expresó ayer, en declaraciones a este periódico, un oficial de la Policía Local de Tavernes de la Valldigna recientemente jubilado, convertido en la última víctima de la Safor de ser acusada de haber cometido delitos gravísimos mediante bulos que se propagan por cientos de teléfonos móviles. La difusión, para más indignación del afectado, es especialmente notable en su propia localidad, lo que eleva la repercusión hasta el punto de afectar a su vida.

En este caso el afectado ha sido señalado nada menos que por «intentar agredir o abusar sexualmente de una chica en Xeresa». Pero es que, encima, al autor del bulo se le ocurrió añadir que, al ser detenido por ese hecho, y cotejado su ADN en el registro de delincuentes sexuales, el análisis «coincidiócon el ADN que le encontraron a la peluquera de Tavernes que mataron hace diez años». Se refiere, obviamente, a Pilar Ramírez, la mujer asesinada en el camino rural del Clot de la Font, del que no se ha podido averiguar la autoría.

Nada de lo dicho es cierto, pero el mensaje ha corrido por Tavernes de la Valldigna desde el mediodía del jueves, e incluye una imagen, en primer plano, de la persona falsamente acusada.

«A mí me llegó por parte de personas que me aprecian», señala el policía local jubilado, quien destaca que durante los 42 años de servicio ha mantenido una actitud intachable. «Es posible que alguien relacionado con alguna intervención mía como oficial haya esperado a que me jubile para intentar hacerme daño», señala, aunque confiesa que no sabe quién puede estar detrás de esas acusaciones malintencionadas.

Para la víctima de este bulo lo peor ha sido la acusación de haber matado a la peluquera de Tavernes porque, cuando ocurrió ese suceso, él mismo participó en las labores para colaborar con la Guardia Civil y tratar de aclarar la autoría del asesinato.

Indignado por el mensaje, el jueves incluso se sintió obligado a dirigirse a quien era el marido de la peluquera, Enrique, para trasladarle su indignación. «Me contestó que estuviera tranquilo y que en ningún momento se le había pasado por la cabeza creer que el mensaje era cierto», añade el expolicía vallero.

Esta situación también resultó embarazosa para su propia familia. Algunos de sus hijos y hermanos confesaron sentirse alterados cuando recibieron ese mensaje que, afortundamente, casi nadie ha creído. Sus amigos y compañeros en la Policía Local de Tavernes también se han transmitido su solidaridad y le han mostrado su apoyo.

Al afectado señala que no va a pasar por alto esta situación y que se pondrá en contacto con un abogado para intentar localizar al autor del bulo y presentar denuncia por difamación. «No pararé hasta saber quién lo ha hecho, y le pediré las responsabilidades penales que corresponda», concluye el agente jubilado.