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Cuando en la Junta Local se empezó a llevar peineta

Levante-EMV habla con la primera mujer que ocupó un cargo en la entidad que gestiona la fiesta ?Lola García cuenta que «siempre me trataron con respeto» porque «a mí me conocían todos»

Hubo un tiempo, mucho, que en la ejecutiva de la Junta Local Fallera de Gandia el color solo lo ponían los fajines, aquellos que marcaban, dependiendo del tono de cada uno, la jerarquía dentro del ente y señalaba de forma clara quién era el presidente, vicepresidente o simplemente vocal. Eran años en que en las fotografías reinaba el negro, sobre el blanco de la camisa y la pechera que sobresalía. No había manteletas ni peinetas, tampoco bandas ni cancanes. No parecía haber cabida para las mujeres en un colectivo que seguía las mismas inercias de la sociedad.

Pero llegó el año 1990 y en el camino del entonces presidente, Josep Lloret Tarrassó, se cruzó Lola García, histórica fallera del Grau que no se lo pensó ni un momento cuando este le pidió que entrara a formar parte de la entidad. Era la primera vez que la Junta Local Fallera de Gandia tendría a una mujer en sus filas.

«Vinieron un día a mi casa, en el Grau, Pep Lloret, Tomàs Femenia y Paco Gea. Nos fuimos los cuatro a almorzar al bar y allí me propusieron entrar en la Junta Local Fallera. Yo dije que sí, total, si ya estaba trabajando desde hacía mucho tiempo», explicaba la propia Lola García a Levante-EMV.

Y es que ella ya había colaborado muchos años con lo que hoy es la Federació de Falles de Gandia (FdF) de manera externa. «Yo organizaba los fines de fiesta de las presentaciones de las Falleras Mayores. Montábamos un espectáculo muy bonito», narraba.

Tenia 25 años y estuvo cuatro en aquella primera etapa de presencia en el colectivo que aglutina a las comisiones de la ciudad. Ocupó varios cargos: Delegada infantil, relaciones públicas, protocolo y ayuda en la delegación de Fiestas, «donde estaba Paco Sanchis o Javi Garcia, entre otros».

Es evidente que las fallas eran entonces un mundo de hombres, pero Lola era una más. «Como había colaborado tanto tiempo con la junta me conocían todos los presidentes y también muchos falleros. Tal vez por eso, «yo no noté ninguna diferencia. Siempre me trataron con respeto y me acogieron muy bien, casi nunca nadie me hizo un mal gesto y si hubo quien lo tuvo, salió escaldado», cuenta. Sí que dice que vivió una «broma», como cuando un hombre le dijo que el día que entrara una mujer en la Junta Local, él se la dejaba. «Yo le respondí que ya podía ir haciendo las maletas».

Lola acabó su etapa en la junta cuatro años después. «Pensaba que ya era el momento de tener familia y las fallas necesitan mucha dedicación», explica.

Lola abrió una puerta, pero durante mucho tiempo fue una excepción a la regla y los hombres siguieron dirigiendo la entidad. Tuvo que pasar casi una década hasta que otra mujer volviera a formar parte de la Junta Local Fallera de Gandia. Fue Maria José del Olmo en el año 2002. Al siguiente ejercicio se incorporó junto a ella, de nuevo, Lola García, que iniciaba por tanto su segunda etapa en la entidad. Allí, ambas congeniaron a la perfección, hasta el punto de que, como la propia Lola explica, «hoy somos como hermanas».

Del Olmo, que actualmente es presidenta de su comisión, Roís de Corella, accedió como vicesecretaria cuando Tomàs Femenia era presidente, pero unos años después, en 2011, con Josep Lloret hijo al frente del colectivo, se convertiría en la primera vicepresidenta de la historia de la Federació de Falles de Gandia.

Como su amiga Lola, María José del Olmo explica que «nunca tuve ningún problema con nadie por ser mujer. A mí siempre me trataron con mucho respeto y cariño».

Una mujer presidenta, pendiente

La presencia de las mujeres en la Junta Local de Gandia empezó a normalizarse en 2006, con Jesús García como presidente y hoy ellas y ellos tienen el mismo rol.

La asignatura pendiente es que una mujer presida la Federació de Falles. Sobre esta cuestión, Lola García señala que «es algo que yo tengo en la cabeza, pero no por mí, sino por encontrar a alguien que podría serlo y hacerlo muy bien». Dice no entender «por que nadie se ha animado, porque hay mujeres muy válidas en Gandia, que lo han demostrado sin necesidad de ser presidentas de sus comisiones».

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